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A
este paso un día nos van a descubrir que los Hércules son dos
y están en la Alameda. Las cosas de los papeles simpapeles...
¿Pues no que dan como el descubrimiento del siglo que San
Fernando era bético? ¿No que se sorprenden porque en la
portada de la Feria esté San Fernando luciendo en su solapa el
glorioso escudo de su Betis bueno? Como si ese pin se lo
hubiera dado Serra Ferrer, cuando San Fernando es hace una
jartá de tiempo más bético que el escudo que luce en los
abanicos. Bético del sector histórico, de los que saben que el
Betis es un patrimonio sentimental de Sevilla y no propiedad
de nadie.
Que San Fernando es bético lo descubrió antes que nadie el
excelentísimo señor don Rogelio Gómez (pronúnciese Trifón, con
acento montañés de La Flor de Toranzo). Rogelio no tiene nada
de rojelio sevillista: es verdelio total. Yendo con su
cofradía del Baratillo a un cabildo de toma de horas,
descubrió hace ya lustros en la Capilla Real de la Catedral
que la urna de plata de San Fernando tiene en todo lo alto el
escudo de su Betis bueno. Bajo la corona real, la espada y el
cetro cruzados dibujan el perfecto triángulo divino de las
trece barras.
Y una mañana, para dar un poquito por saco a los palanganas,
Rogelio y servidor nos llevamos a la Capilla Real a un
sevillista clásico, a José Ramón Fernández Suárez, para
demostrarle lo que creer no quería: que San Fernando era
bético. Como Rogelio me lo había dicho, yo me había estudiado
antes el libro de María Jesús Sanz sobre el platero Juan
Laureano de Pina. Allí está documentado: en la coronación de
la urna, los dos ángeles que sostienen la corona, con el cetro
y la espada cruzados, dan totalmente la impresión de que se
trata del triángulo de las trece barras verdiblancas.
Convencidos Rogelio y servidor del escudo del Santo Rey, allá
con nuestro amigo el sevillista que entramos en la Catedral.
José Ramón Fernández Suárez, sevillano de Pasión y del
Sevilla, accedió a verlo, ciertamente descreído en materia
verderona. Entramos en la Capilla Real, le señalamos sobre la
plata los dos ángeles, la corona, el triángulo bético.
Relacionamos cuanto le mostrábamos con lo que acerca del Betis
y de San Fernando cantó Silvio el Rockero. Ante nuestra
sorpresa, el sevillista no solamente callaba, sino que
asentía. Y al final nos dijo:
-Bueno, ¿habéis terminado ya?
-Sí. ¿A que no te esperabas que San Fernando tuviera nuestro
escudo coronando la urna de su cuerpo social bético
incorrupto?
-No, no me extraña en absoluto- nos dijo José Ramón con esa
flema como inglesa que gastan los sevillistas-. Yo ya sabía
que San Fernando era bético...
Y fue entonces cuando nos dio toda una lección de eso que
tiene tan poca literatura encima, pero que existe como existe
la ciudad, y que es la filosofía sevillista. Con la serenidad
apolínea de los sevillistas, nos dijo:
-Yo ya sabía que San Fernando era bético, y os podíais haber
ahorrado la explicación. Si San Fernando nació en Zamora y se
vino de emigrante a Sevilla, ¿de que iba a ser, sino del Betis?
Si San Fernando hubiera nacido en Sevilla, hubiese sido
sevillista. Pero tenía que afirmar su sevillanía, como el
montañés que llega a Sevilla y se hace bético, y como el
gallego que se hace bético... A nosotros no nos hace falta
alardear de Sevilla porque llevamos el nombre de Sevilla y
somos Sevilla.
En la portada de la Feria, San Fernando lleva puesto el escudo
de su Betis. Eso no es noticia. Lo que sí es noticia y nadie
lo ha dicho, y yo lo he visto, es que en la mano derecha de
esa pintura San Fernando no lleva la espada: con el dedo
anular le está haciendo la peseta al alcalde por haberle
quitado su fiesta del 30 de mayo, cambiándola por el Martes de
Enganches Impares.
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