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ITENGO
la fórmula para acabar con la televisión basura, la
degradación de los noticieros del corazón y la presencia de
los chuflas, chuflones y chufillas que salen mucho en
televisión... porque salen mucho en televisión, ¿les parece
poca razón? Cobrando o sin cobrar, pero sin causa justificada.
Sus obras completas caben en media cuartilla. Y sobra papel.
Aprovecho para revelar mi secreto que hoy cumple 2.000
ediciones un programa de TVE donde me parece que ya aplican la
fórmula. Me refiero al «Corazón» de esas cuatro estaciones de
Vivaldi sin Vivaldi, pero con Ana Igartiburu, la Ginger Rogers
vasca que con lo grandes que son los estudios de TVE, nunca
acaba de encontrar sitio donde le quepan esas piernas tan
largas que le sobran y se le desparraman por el plató. En
«Corazón de Invierno», «Corazón de Verano» o «Corazón de
Entretiempo» observo que cada vez hay más de lo que llaman con
una palabra como con papel de celofán y lazo de seda
envolviéndola: glamour (¿por qué no escribe «glamur» la
Academia?). Más glamour y menos caspa. Sale mucho actor
americano, mucha actriz francesa, mucho modisto italiano,
mucho duque inglés, mucho millonario alemán y mucho bollo
suizo en los desayunos con diamantes. ¡Bien! Han aplicado mi
fórmula. Que consiste en no sacar un solo personaje de las
grandes casas andaluzas.
-Pero esas grandes casas andaluzas, Alba, Medinaceli, Osuna,
Medina Sidonia, tienen mucho encanto...
No, no me refiero a casas nobiliarias. Esas no son las grandes
casas andaluzas. Son otras: las Casas reinantes en el nuevo
Gotha del corazón. Por ejemplo, la Casa Janeiro. Para llenar
horas y horas de programación baratita, la Casa Janeiro es más
importante que las Casas de Hannover y Saboya juntas. Casa que
tiene su jefe, el refinadísimo y muy distinguido Jesulín, a
quien el Rey pronto creará Duque de Ubrique. Casa que tiene su
cabeza de estirpe, Carmen Bazán. Y otro personaje no menos
fundamental: don Humberto. Humberto de Saboya es nada al lado
de Humberto Janeiro, ¿dónde va a parar? ¿De qué y de cuándo se
van a llenar con Humberto de Saboya las horas para las que
Humberto Janeiro da el avío a cojetadas que ni las de
Romanones? Casa que nos permite admirar a María José
Campanario, la amada, y a Belén Esteban, la repudiada como
Soraya pero en mejor, porque Soraya no tenía una Andreíta con
diadema de fleje y moña a la que dijera:
-Andreíta, coño, cómete el pollo...
No acaba ahí la galería de personajes ilustres de la Casa de
Janeiro, que completan don Víctor y su aritmética de coches
4x4; o las damas de la corte de don Humberto, esplendorosas,
todo un catálogo de tintes de Henry Colomer Ltda.
Y si tal podemos admirar en la Casa Janeiro, nada digo de la
Casa Pantoja, más conocida que la Casa de Habsburgo y
entroncada con otras importantísimas: la Casa Rivera y la Casa
Ordóñez, a cuyo lado Sajonia-Coburgo es una chabola. Las Casas
Reinantes se unían en matrimonios de Estado y las Casas
metódicas enlazan entre sí para perpetuar el esplendor... y
que siga el cachondeo pasando por taquilla. Casas con ramas,
en que los españoles son expertos genealogistas. Mucho más que
de la Casa de Borbón Parma o de la Casa de Borbón Dos Sicilias
sabemos sobre la Casa Rivera Ordóñez o la Casa Canales Rivera.
Por no hablar de la Casa Jurado, ilustrísima; de la Casa
Flores, inmemorial; de la Casa Raphael o de la nueva Casa
Bisbal. En estas casas, lumbreras refulgentes que convierten
en oro cuanto tocan. Y casi todas, de Andalucía: donde el
granero de votos del PSOE, el vivero de personajes del
corazón. El día que Andalucía deje de suministrar personajes
comenzará el ocaso de la basura mediática. Quedarán algunas
menores, como la Casa Iglesias o la Casa Preysler, pero muy
poco, casi nada. No tienen la menor importancia ante el Gotha
mediático meridional. En dos palabras: im-presentables.
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