|
-
Es
poeta y primo de poeta. ¡Y de qué poeta! Primo carnal de
Rafael de León Arias de Saavedra. Se llama Antonio de León
Manjón. Aunque llamarse, llamarse, lo que se dice llamarse
(como diría Jesús de las Cuevas, su gran amigo y compañero de
letras), se llama Toto. Toto León para nuestra Baja Andalucía
campera, bodeguera, torera, ganadera, cofradiera, pregonera,
rociera y caballista. Un humanista en la desembocadura del
Guadalquivir. Un noble sanluqueño de la Corte Chica de
Montpensier que hubiera sobrevivido a Don Antonio. Con Toto
León aprendí a abrir el compás y a asentarlo en nuestra
tierra. Un día, en Bajo de Guía, ante el Coto que se conoce
como la palma de su mano caballerosa, paisaje sanluqueño de
mayetos, pescadores y bodegueros, me dijo mirando la mar de
los trirremes:
-Estas son las últimas estribaciones de Grecia y Roma.
Se estaba poniendo el sol por Zalabar, que Toto describe así:
«Se encaminaba la tarde/ hacia el otro meridiano,/
condecorando al poniente/ de azafrán y de morado.» Lo he leído
en un libro hermoso de versos de poesía popular de Toto:
«Coplas y romances del Bajo Sur».
Cuando Lampedusa empezó a escribir «El Gatopardo» tenía 58
años. El señorial Antonio de León Manjón le gana por la mano:
ha publicado a los 77 años su primer libro de versos llenos de
gracia y de Andalucía. Es como un Gatopardo con aroma de
manzanilla pasada, a la orilla del Guadalquivir, por las
arenas de Doñana, en las viñas de Jerez. «Después de muchos
años de vivir, de trabajar y de hacer y de decir poesía cada
día -escribe Antonio Murciano en el prólogo- un hondo y claro
poeta andaluz, todo un señor serrano, de entre Sanlúcar y
Jerez, caballero de la Orden de Calatrava y de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla, agricultor, abogado y
académico, animado por sus amigos se decide a reunir en libro
sus versos».
El universo poético de Toto León linda con la Frontera
universal de Jerez. Con todos los sonidos de Andalucía. Suenan
cascabeles y cascos de caballos por la Calle Larga en su
«Romance a Doña Petra» (Domecq, claro). Se oye la cartuchería
de monteros y furtivos en sus «Coplas de cacerías y
cazadores». Esquilones al fondo de su retrato campero de «El
tratante»: «Su voz tenía el desgarro/de la copa de
aguardiente/y en su boca eternamente/el palillo o el
cigarro./Las botas limpias de barro,/el cañero ladeado,/reloj
grande y plateado,/la cadena en el ojal./Un hombre
fundamental/que se perdió en el pasado».
Tiene la poesía de Toto León todo el saber y sabor campero,
hondo, del cante. Hace tréboles de cuatro hojas con sus
soleares de tres versos: «Cuídate de despreciar/a ése que pasa
a tu lado/sin poderte contestar.» Conoce tan bien la sierra,
la campiña, el Marco de Jerez, que hace letanías líricas con
los topónimos del Coto de Doñana: Cerro del Trigo, Caño de
Brenes, La Abulaga, Lucio del Caballero, La Albardilla... Un
Linneo poeta, con sombrero de alancha y medalla rociera, que
se mete en las pajareras del Coto, como un Adán poniendo
nombres en el paraíso: «El silvón y la cerceta,/el carretón y
el negrete,/ la pardilla y la ansareta./Labancos y malvasías,/
frisos y el porrón moñúo/ que en las retuertas se crían./Chibebes
y zarapitos,/ rabudos y martinetes,/ carretones y moritos./Y
el pájaro carpintero/grabando por los chaparros/mensajes con
un puntero». ¡Ole!
Si en la misma calle San Pedro Mártir nacieron Rafael de León
y Manuel Machado, sin salir de la noble cuna de los León, de
los mármoles romanos de la Casa de la Condesa de Lebrija, de
Sevilla a Sanlúcar, río abajo, nos encontramos con esta
grandeza literaria de la madurez poética del primo carnal del
autor de «Tatuaje». Tomaré prestados sus versos al rejoneador
Fermincito Bohórquez, para decirle, con relación a su primo
Rafael: «Que en Toto León se siente/la rama del mismo tronco/y
agua de la misma fuente.»
Recuadros de días
anteriores
Correo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
|