Y
digo yo una cosa:
Si Palop nos
devuelve siempre a la gloria. Si Palop
consigue que los sevillanos, cuando queremos
volver a ser lo que fuimos, lo seamos con toda
seguridad y por segunda vez consecutiva. Si
Palop significa que se hacen realidad los
sueños de Sevilla y del Sevilla F.C., que cada
vez más son una y la misma cosa. Si Palop
ofrece ante el mundo una imagen triunfal de
Sevilla, digna, eufórica, orgullosa de ser lo
que es, respetada por todos, que la gente
hasta va a las tiendas de alquiler de
sombreros para poder quitárselos en honor del
club centenario, decano y siga usted poniendo
nombres de brandis de Jerez. Si Palop es la
inspiración y la gracia de Sevilla, como si
más que en Valencia hubiera nacido en la calle
Feria, como Juan, o en la Alameda, como
José...
Si todo esto es
así, ¿por qué no nos dejamos de cuentos, de
facturas falsas, de denuncias en los juzgados,
de pieles sensibles y de metrocentros, y
elegimos directamente y por unanimidad alcalde
a Andrés Palop? Un tío que ha puesto al
Sevilla F.C. tan alto, imaginen dónde puede
poner a la Ciudad de Sevilla.
A Sevilla, a la
ciudad, le falta todo lo que sobra al Sevilla
F.C., al club. A Sevilla le falta orgullo de
sí misma, en este complejazo del ombliguismo y
del chovinismo, que en cuanto dices, un poner,
que los atardeceres del puente de Triana son
los más hermosos del Occidente europeo, van y
te acusan de cateto y de provinciano, de
rancio y de reaccionario. El Sevilla F.C.
proclama que es el mejor club de Europa, y con
razón, y nadie lo acusa de chovinista y de
ombliguero. Es más: en el escudo del Sevilla,
aquel ante cuyo mosaico el genial rockero
Silvio se arrodillaba en Nervión, figura un
balón en todo su centro. Ese balón del centro
del escudo del Sevilla, eje de santas
iniciales, reyes y arzobispos, es el ombligo
de la ciudad. El Sevilla F.C. se mira el
ombligo en forma de balón de goles victoriosos
y nadie se lo echa en cara.
El Sevilla F.C.
tiene constancia, modestia. No da cuartos al
pregonero antes de tiempo ni vende pieles del
oso antes de matarlo. Cuando aquí en Sevilla,
en la ciudad, hay hasta quien ha repartido
como propaganda el plano completito del Metro
como si ya estuviera hecho, con sus cuatro
líneas... y hasta un bingo. El Sevilla ha
ganado por segunda vez consecutiva la Copa de
la UEFA porque tiene un modelo de gestión, un
proyecto colectivo: justo lo que le falta a la
ciudad de Sevilla. La Ciudad de Sevilla se
está moviendo a saltos de cigarrón, sin saber
dónde va a caer; mientras que en el Sevilla
F.C., Del Nido, Cruz y Monchi tienen
perfectamente programado todo lo que quieren,
y encima no lo pregonan hasta que lo han
logrado.
Y de todo esto
es Palop el símbolo. Vuelvo a insistir en mi
tesis: el Sevilla F.C. es el heredero
universal de la antigua estética agónica del
Real Betis Balompié, en el intercambio de
identidades. El Sevilla gana sus triunfos como
antiguamente el Betis: con el alma en un puño,
a base de sufrimiento, a punto de infarto, con
bocadillos de cafinitrina, como dice César.
Palop representa ese sentimiento trágico y
mágico de la vida, esa inspiración de arte que
antes eran exclusivos del Betis. Ya, ni del
Betis ni del Sevilla: son de Sevilla. Lo da la
tierra y se lo infunde hasta a los que han
nacido en Valencia, como Palop. Si era agónico
y mágico lo de Palop en Ucrania ante el
Shakhtar Donetsk, que en el minuto 94 el
portero, subiendo a la meta contraria, marca
un gol de cabeza, ya me contarán lo de
Glasgow. Se comentan tela los tres penaltis
parados: arte. Ole ahí ese tío que va ahí.
¿Pero dónde me dejan el largo brazo de Palop,
como una plataforma de lanzamiento de cohetes
en Cabo Kennedy? Le tiró el balón a brazo a
Adriano y el esférico por poco llega no a
Adriano, sino a la mismísima calle Adriano.
Desde Glasgow. Palop tiene arte nuestro para
eso y para más.
Así que vamos a
dejarnos de cuentos y a elegirlo alcalde del
tirón, y verán ustedes cómo entonces sí que se
hace realidad este sueño de béticos y
sevillistas, y que se llama Sevilla. Mejor
elegir al que trae la Copa de la UEFA que a
los que se llevan la carpa de la Copa Davis.