A
su muerte, se han contado mil y una
anécdotas de José Antonio Garmendia, el
genial romancero colaborador del programa de
Carlos Herrera, príncipe de las tabernas de
Sevilla. Como la que hace referencia a uno
de sus divertidísimos pregones de fiestas,
que los bordaba, haciendo encendidos
elogios, ora en verso, ora en prosa, del
pueblo que lo había contratado, de modo que
hacía llorar al auditorio...con sus propias
lágrimas, pues hasta tal punto se emocionaba
en la exaltación de las glorias locales.
Estaba
Garmendia dando el pregón de las fiestas en
un pueblo de cuyo nombre no he podido
enterarme, un sábado por la noche, a la hora
en que su Betis de su alma disputaba un
partido en el que, como es habitual en las
gracias y desgracias verdiblancas, le iba la
vida. Fue entonces cuando terminada la
declamación de un inspiradísimo romance
dedicado al vino local, y tras ser
interrumpido por los emocionados aplausos
del auditorio, Garmendia tomó el vaso de
agua del orador, bebió un trago y dijo:
-Gracias,
gracias... Pero, por favor, ¿puede decirme
alguien cómo va el Betis?
Me siento como
Garmendia en aquel pregón cada vez que tengo
que tomar el Ave a hora señalada de
acontecimiento internacional, nacional,
regional o local, deportivo o taurino. Subes
al Ave, sea en el lugar de España que fuere,
y aunque vas contemplando un hermoso paisaje
de sierras y llanuras, de vegas y de
huertas, estás totalmente desconectado del
mundo. La azafata pasa ofreciéndote unos
auriculares por los que, ay, sólo puedes
escuchar música de ascensores o la versión
cinematográfica de la música de ascensores
en las «películas a bordo». Estás pendiente
de una noticia política, o deportiva, o
económica, y no hay forma de saber qué ha
pasado a aquella hora. Recuerdas entonces
que en la cartera llevas el transistor, e
intentas sintonizar alguna emisora que en su
boletín horario te ponga al cabo de la calle
de la amargura informativa que te inquieta.
Pero nada. No
hay forma. No hay forma de que el Garmendia
que obligatoriamente llevas a bordo cuando
te subes en el Ave sepa cómo va el Betis.
Me ocurrió así
por última vez el domingo de las elecciones
francesas. Volvía a Sevilla en el utilísimo
y puntualísimo Ave, y a esa hora de la tarde
se estaba sabiendo si los franceses habían
elegido a Sarkozy o a la coleguilla de ZP.
Eran las 8. Justo la hora en que estaban
dando los resultados. Saqué mi transistor, y
todo lo más que pude sintonizar fue una
emisora manchega de FM con un programa
musical. Por las interferencias de tanta
alta velocidad y alta tecnología, el caso es
que no podía escucharse ninguna de las
grandes cadenas de radio. De modo que cuando
el tren paró en Córdoba, en la escala que
advierte la megafonía tan corta que no da
tiempo ni de bajarse a echar un cigarrito,
me dieron ganas de apearme y preguntar al
primero que viera por el andén, al modo de
Garmendia:
-¿Puede
decirme alguien si ha ganado Sarkozy?
Se acercan
días de nervios en el dial con las últimas
jornadas de la Liga de fútbol y con las
elecciones municipales. Todo aquel que el 27
de mayo a las 8 de la tarde esté en el Ave
de Sevilla, en el Ave de Zaragoza, en el Ave
de Lérida o en el Ave de Antequera, no
tendrá forma de saber si han ganado los
suyos. Por lo cual, en tiempo y forma, envío
este artículo a modo de instancia a los
directivos del Ave, a fin de que apliquen
las altas tecnologías para que los viajeros
podamos tener una información puntual por
medio de la radio a bordo, en los
auriculares. No se puede ir en el tren de
los avances del siglo XXI como se marchaba
en el expreso del poema de Campoamor. ¿Tan
difícil es que uno de los canales de los
auriculares ofrezca una radio informativa?
No hay que recurrir al favoritismo de cadena
privada alguna. Ahí está Radio 5 de Radio
Nacional, que si la hubiera tenido
sintonizada con un pinganillo Garmendia en
aquel pregón, no hubiera tenido que
preguntar a su enfervorizado auditorio:
-¿Puede
decirme alguien cómo va el Betis?
Porque ahora
en el Ave nadie te puede decir cómo va el
Betis. Ni quién ha ganado las elecciones
autonómicas en Navarra, en las que nos
jugamos bastante más que el Betis en la
Liga.