Mas nada tan sorprendente como la Sevilla Insólita del Ayuntamiento democrático que se constituye hoy. Un Ayuntamiento de la Sevilla Insólita donde será oposición la lista más votada. El PP, que tuvo 128.776 votos, el 41,84%, estará en los bancos de la oposición. Esos bancos que por cierto han subido desde la Sala Capitular de siempre al Salón Colón, y que es más que probable que nunca bajen más, que tengamos un salón de plenos provisional sin fecha de caducidad, mientras dejamos sin uso vivo la Sala de los Caballeros Veinticuatro que estaba ininterrumpidamente siendo utilizada desde tiempos de Diego de Riaño. ¿Es esto Sevilla Insólita o no lo es, dios Hércules mío de mi alma?
Pero sigamos con lo insólito del legalísimo Ayuntamiento que hoy se constituye. En la oposición estará el partido más votado. Y en el poder, con el bastón de alcalde, con los bastones de tenientes de alcalde, con las Areas y los Bordes del Area dentro de ellas, el partido perdedor: el PSOE. Que fue la segunda lista en número de votos, con 124.534, un 40,46%. ¿Por qué? Porque así lo permite, consiente y consagra la Ley Electoral más insólita del mundo, con la coartada de que los vecinos no elegimos alcalde, sino concejales que entre ellos designan al regidor. Esto es posible por la citada ley que nadie quiere cambiar y porque así le conviene a unos señores que se llaman a sí mismos firmantes del Pacto de Progreso. Pacto es el trile sin cubiletes por el cual los perdedores ganan y al que ganó le quitan la alcaldía por el procedimiento del tirón. Esto es posible por el similiquitruqui de la cachimba, en el que con sólo 25.772 votos, el 8,37%, una lista con tres tristes concejales se convierte en árbitro, juez y parte, y pone la mano y saca el cazo para quedarse con el manso de sillones y de delegaciones porque les sale de los que riman y porque son más progres que la madre Pasionaria que los trajo, y no unos pijos de Los Remedios.
Todo esto, aunque insólito e incomprensible, por democrático y legal no debería preocuparnos, si no fuera, de hecho, tan peligroso. El peligro es que de un tiempo a esta parte los que han estado gobernando y seguirán gobernando se han empeñado en transmitir la idea de que hay dos Sevillas. Que ellos representan la Sevilla del progreso, la modernidad, la innovación, y, ¿cómo se dice?, ah, sí: la Sostenibilidad, la Viabilidad y la Movilidad, ¡toma del frasco! Y que gracias a ellos están acabando con la Sevilla rancia de la tradición y del inmovilismo, de la carcundiez y del egoismo. Bueno, pues si es así, resulta que la Sevilla reaccionaria ha tenido más votos que la otra. Y la más progre de todas se ha quedado en sólo 25.772 votos. Más que como lo que es, una triste añagaza para conservar el poder a cualquier precio, presentan el hecho de que los perdedores sean los ganadores como una victoria sobre la que ellos llaman Sevilla Eterna y que quieren destruir y cargarse como sea. No sé si con mucho cuidadito o a lo loco, el caso es que han vuelto a levantar las peligrosas barricadas de San Marcos y San Julián: otra vez la Sevilla obrera de los barrios contra la Sevilla de los señoritos del centro. Peligrosísimo. Media Sevilla gobierna contra la otra media. Y prueba de ello es que, como motín, en el Casco Antiguo mandará el menos votado, el tío de la cachimba, y que le han entregado la Economía a los comunistas. Y las gracias hay que dar a la Virgen de los Reyes de que no le hayan dado Los Remedios como trofeo de esta peligrosa guerra entre las dos Sevillas que se han inventado, crispando la vieja tolerancia de la ciudad.