DISPONGO
de la exclusiva mundial de una información
de la agencia Morancos Press sobre los
intríngulis del abandono del coche del
triquitraque de la ETA en Ayamonte. Pueden
ustedes tener por más que cierto lo que
sigue: estos mamones no iban precisamente
a comprar toallas a Vila Real de San
Antonio.
Los corifeos
de las feísimas nekanes suelen mitificar
la estética de los que no tienen más ética
que el tiro en la nuca. Como no sea la
estética de lo cutre... Lo hallado por la
Guardia Civil en las bolsas de ropa que
llevaban los etarras en el Ford Focus debe
de ser tan sudado y guarro como lo
hacinado por un pobre viejo solitario con
síndrome de Diógenes en la mugre de su
piso. Todo lo perteneciente o relativo a
la ETA está en el polo opuesto de
cualquier grandeza. ¿Pues no que aseguran
que estos asesinos de los comandos
estivales, Canción del Verano de la
Muerte, se van a instalar o se han
instalado ya en el Algarve...porque allí
los pisos francos les salen más baratitos?
¿A que después de tantos paños calientes
por parte del Gobierno, de tanta tregua
del Estado de Derecho y de tanto trincar
la tela de la ANV en los ayuntamientos va
a resultar que estamos ante la ETA de los
Veinte Duros, ante los asesinos del Todo a
Cien?
¿Y lo de la
camiseta de la selección española de
fútbol? ¿Dónde me dejan que entre lo
abandonado en el Juannaja de Levante esté
una camiseta de la selección española?
¡Qué falta de confianza en lo propio! Así
que en Venezuela están los jugadores
internacionales de fútbol que trincan de
la Federación Española divirtiéndose con
la Selección Vascongada de la Señorita
Pepis, con sus camisetas verdes y su
pancarta de «Somos una nación.
¡Oficialidad!», y van estos tiparracos y
se enfundan en la gloriosa elástica roja
de Zarra, de Panizo y de Piru Gainza.
Menos oficialidad y más seriedad. Como lo
de las gafas de bucear que les han
encontrado. ¿Usted se cree que es serio
que unos etarras asesinos vayan por ahí
con gafas de bucear y bañadores de las
rebajas? ¿Llevaban también palitas y
cubitos para jugar en la arena estos
mamones? La de películas de Alfredo Landa
ligando suecas en Benidorm que han tenido
que ver estos tiparracos, como para
creerse que vamos todavía a la playa como
en tiempos de la canción del verano de Los
Payos: coge tu sombrero y póntelo, vamos a
la playa calienta el sol, chiribiribí,
pompompompóm.
Bueno, pues
estos tíos tan cutres, esta ETA de los
Veinte Duros, estos horteras de las gafas
de bucear y la camiseta de La Roja, esta
ETA modelo Gran Hermano, es la que tiene
Zapatero en la concha del apuntador, para
que sepan ustedes con quién nos estamos
jugando los cuartos del Estado. Gracias al
aire que le ha dado el Gobierno con su
Tolerancia 100 a los asesinos de la T-4,
lo que era la ETA de los Veinte Duros se
ha puesto por lo menos de Elena Benarroch,
que es de la cuerda. Y éstos son los que
hemos tenido como guionistas de los
últimos discursos de Zapatero. No me
extrañaría que en los próximos Goya (sin
premio, no me trinques nada), como son de
los actores amiguetes, les den a los
etarras del «accidente» y de «la decisión
de los ciudadanos vascos» el premio al
mejor guión. Al mejor guión de bajada de
pantalones del Gobierno, que esto de la
bajada de pantalones es también muy de
toda esta estética cutre, muy Santiago
Segura, muy Postfary. Y tampoco me
extrañaría que a Zapatero le cayera un
premio Mayte de teatro, por su
contribución al mantenimiento de las más
arraigadas tradiciones, usos y costumbres
del arte de Talía. En ningún teatro de
España hay ya concha del apuntador. Mal
que bien, los actores se saben su papel y
no tiene que estar allí el apuntador en su
venera para irles soplando los pies de
entrada. Menos en el gran teatro del mundo
de la sala de prensa de La Moncloa o en la
sala de los Pasos Perdidos del Congreso,
donde, a la vista está, hay concha del
apuntador. Dentro de esa concha del
apuntador hemos tenido meses y meses a la
ETA, dictando el monólogo de Hamlet del
ser o no ser de España. No con una sola
calavera en la mano, como Hamlet: con mil
calaveras de asesinados en la mano. No me
extrañaría, pues, que en el ordenata
portátil de los etarras de Ayamonte
estuvieran los discursos completos del tío
que hizo el ridículo del siglo con «la
Espagne vote güí, la Franse vote güí» y
que nos metió para nada en el gastazo del
referéndum de la Constitución europea.