Mi Ford de
pedales no conoce otra cosa que los
inhibidores de frecuencia. Se la
tienen jugada. Cuando voy a un acto
oficial presidido por las dignísimas
autoridades, mi coche coge unos
cabreos espantosos cuando llegamos y
está todo aquello lleno de vehículos
oficiales con chófer. Llamo
eufemísticamente vehículos a los
cochazos que se gastan los gachés: los
Audi, los Mercedes, los BMW, y sigan
poniendo marcas no sólo de gama alta,
sino por las nubes.
A mi Ford le entra un
complejo de inferioridad insuperable
cuando llegamos y están allí de tres
en fondo los chóferes (mecánicos, que
diría Josemi) de la Junta de
Andalucía, junto a sus cochazos con
inhibidor. Como hay sexadores de
pollos, mi Ford es sexador de coches
oficiales. Sabe de la importancia de
su ocupante y de su fuste protocolario
mirándoles la popa, como mi
veterinaria examina a los gatitos
recién nacidos observando tras sus
patas, aunque no les hayan bajado sus
atributitos machos. Mi coche sabe que
los verdaderos cochazos oficiales de
los barandas que se ocupan de
cuestiones fundamentales para España y
el bienestar de los españoles como las
Infraestructuras de la Sostenibilidad
o la Innovación para el Desarrollo
tienen en salva sea la parte, o sea,
por do más pecado habían, una
misteriosa antenita que no es
precisamente para escuchar a Herrera
en la onda, sino única y
exclusivamente para fastidiarnos a los
que no comemos rancho del perol del
poder y tenemos que aviarnos con un
Focus con blindaje de Infantería, que
decía Rafael García Serrano: la telita
de la camisa y el escapulario de la
Virgen del Carmen.
¡Cómo se conoce a
leguas mi Ford las antenitas de los
inhibidores de frecuencia en los
cochazos oficiales de estos tíos que
tiran de Visa y de Audi como el que
lava! No falla. En cuantito llegamos a
ese acto oficial, como tiene tantos
tiros dados en esta materia, en
quincando las antenitas de los
inhibidores, mi Ford me dice:
-Burgos, ciérrame con
la llave. Ni se te ocurra cerrarme con
el mando a distancia de la alarma y
del bloqueo de puertas. Acuérdate de
lo que nos pasó la última vez que
coincidimos con los cochazos de Chaves,
de su séquito y de su mojádito...
No quiero ni acordarme,
querido Ford Focus, gracias por
recordármelo. Como el acto cultural
había ya terminado y empezaba el
alboroto y el tiroteo de la copa y la
croqueta, y a mí nadie me da un
empujón por coger un canapé, nos
dispusimos a irnos. Llegamos a nuestro
cochecito, que estaba allí el pobre,
humilde y discreto, con su bloqueo de
puertas echado por medio del mando a
distancia de la alarma. Le di al botón
de apertura y...que si quieres arroz.
Aquello no abría ni a la de tres. ¿Se
habían quedado bloqueadas las puertas?
¿Se le habían agotado las pilas al
cacharrito del mando a distancia?
¿Estaba el coche sin batería? Nada de
eso. Estábamos rodeados de millones y
millones de pesetas públicas empleadas
en el lujerío y en la seguridad de los
defensores de la Patria. Traduzco:
estaban activados los inhibidores de
frecuencia de todos los cochazos
oficiales de la conjunción de
junteros, y allí no se movía una onda
herciana ni un impulso electrónico.
Hasta que el último baranda no se
comió la última croqueta y se largó en
el último cochazo con inhibidor, no
pudimos activar el mando para abrir el
coche y desbloquear la alarma.
Ahora caigo en la
cuenta de la perplejidad de mi pobre
Ford Focus y le tengo que decir que no
tiene ninguna razón. Está muy bien,
estupendo, que estos señores que viven
a nuestra costa tan por encima de sus
posibilidades tengan todos unos
inhibidores de aquí te espero en sus
cochazos oficiales. Nada, nada,
gastemos todo el dinero de los
Presupuestos Generales del Estado que
haga falta en inhibidores para los
cochazos oficiales de los ministros,
de los secretarios de Estado, de los
subsecretarios, de los presidentes y
consejeros autonómicos, de los
alcaldes y concejales. ¿Acaso están en
El Líbano o en Afganistán o algo?
Entonces, si no están ni en El Líbano
ni en Afganistán, ¿como van a ir sin
inhibidores estos vividores de la
Patria? Tengan en cuenta que lo de
estos gachés no es un BMR: es un BMW.