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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Destructora Clase Creativa

La materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma. ¿Y Sevilla? ¿Se crea, se destruye, se transforma? Este es el divertido debate de ideas de estos días. Un diálogo de parte a parte de España. Monteseirín defendiendo en Santander lo suyo del Tranvía Llamado Capricho y otras moderneces, y Zoido llamando desde aquí al primo de Zumosol de la Unesco, para que venga a detener los agravios perpetrados contra Sevilla, a saber: el tranvía y sus catenarias, las farolas de la Plaza del Pan, las setas de La Encarnación y los armatostes de recogida de basuras en el barrio de Santa Cruz.
El alcalde ha ido a La Montaña, a esa Universidad de verano a la que Perico Romero de Solís le puso en Sevilla nombre de cervantina moza de partido: La Menéndez. El alcalde ha intervenido en La Menéndez en un curso sobre «La clase creativa», Ahora que la lucha de clases está más olvidada que el Miserere de Eslava, salen los modernos de la pomada con la «clase creativa». Término acuñado por el profesor universitario y experto en desarrollo urbano Richard Florida, actualmente en la James Mason University. ¿Qué es la clase creativa? Pues se lo digo del tirón y a mi manera, como Frank Sinatra. La clase creativa son estos señores que tienen la sartén por el mango, que se consideran a sí mismos la leche y la releche de la modernidad y del progreso, y que con tal de crear son capaces de destruir lo que haga falta, sin pararse en barras (de bar). Por ejemplo, Sevilla. (Como los que tiraron las puertas y murallas en el XIX en nombre del progreso y de la higiene, lo mismito). Dicen que son la «clase creativa»; pero con muy poca clase y con actitudes de tercera clase, se dedican a destruir lo que hasta ahora se consideraba intocable, como el conjunto histórico de la ciudad o los alrededores de la Catedral.
- Oiga usted, y los de la «clase creativa», ¿no son también los que van en Gran Clase en el avión de Cuba, gratis total?
Los mismos, pero en plan totalitario, con Parte de la Victoria leído en Santander. El alcalde se tenía que haber llevado a Santander a Julio Vera el de la banda de la Esperanza de Triana con su corneta, para que tocara el tararí del Parte de la Victoria. Dijo: «Se ha producido la victoria de la clase creativa sevillana frente a una clase reactiva muy poderosa». La «clase reactiva», deduzco, son las asociaciones conservacionistas del Patrimonio, la misma Delegación de Cultura de la Junta, todos cuantos se oponen a la destrucción de Sevilla, en suma.
Tras la proclamación del Parte de la Victoria de la Clase Creativa, puso el alcalde a funcionar a toda pastilla la maquinilla de los tópicos. Dijo: «Los sectores creativos han sido capaces de romper con el esquema de que en Sevilla es muy productivo no hacer nada y es contraproducente hacer mucho, en una ciudad que, por desgracia, ha estado encorsetada por las clases dominantes». ¿Pero qué clases dominantes ni qué niño muerto, joé? ¿Cuáles son ahora verdaderamente las clases dominantes? ¿Las que intentan que no se destruya la propia esencia de la ciudad o las que se han cargado y se están cargando a Sevilla en nombre del progreso primero y de la Clase Creativa ahora? Para clase dominante, El Tío de la Cachimba y su socio Monteseirín, y los Arrimados al Perol y al Pesebre, y los Cazasubvenciones, y los Empresarios del Régimen, ésas sí que son las nuevas clases dominantes de Sevilla, Don Alfredo, vamos a dejarnos de cuentos. Y lo más antiguo de todo, inventarse una nueva lucha de clases, en una sociedad que tiene ya más que superados esos esquemas. Aquí no hay más clases que las clases activas que tienen el poder local gracias al Pacto de Conveniencia con el Tío de la Cachimba y las clases pasivas que tienen que soportar todas las locuras perpetradas y por perpetrar, a las que ahora se les pone el marchamo de la Creación, siendo la Destrucción de la Ciudad. Zoido, claro, como es de la Clase Reactiva, llama al Primo de Zumosol de la Unesco. Pedazo de facha reactivo. No se ha enterado que más que Patrimonio de la Humanidad, Sevilla tiene que ser Patrimonio de la Modernidad. Por culpa de los sevillanos, que como los peces en el río, votan y votan y vuelven a votar a los que se han cargado Sevilla. Estamos en manos de la destructora Clase Creativa que nos merecemos.

 

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