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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¿Más hospitales o más abortos?

 
Aunque no se haya dicho, también hay un PISA de los políticos. El PISA, ese informe con nombre de polígono industrial, no sólo hace referencia a los increíbles niveles de incultura alcanzados por nuestros escolanos tras tantas inversiones y planes de enseñanza. También hay un PISA sobre políticos. De ese puesto de descenso a la Segunda del Tercer Mundo son responsables los sucesivos consejeros de Educación de la Junta. Y en TVE hemos asistido, en vivo, al control PISA de nuestros líderes (o lo que sean), con las preguntas para Chaves y para Arenas. Cada pueblo tiene los dirigentes que se merece. Y Andalucía es una región de tercera quizá porque ha tenido y tiene políticos de quinta. ¿Cómo quedarían nuestros líderes si les aplicáramos el control de calidad que ha supuesto el PISA para saber lo burros que salen los niños de las escuelas?
Así estaba pensando cuando me disponía antier noche a ver a Javier Arenas en su comparecencia ante las preguntas de la Andalucía Divorciada. ¿Se fijó usted? En la ficha personal de casi todos los que preguntaban ponía: «Divorciado». No fallaba. ¿Es que era un programa con las preguntas de los divorciados, y luego habrá otro con los que aún no se han separado? Puede ser. Me disponía a ver lo de Arenas, y me dije: «Verás tú el petardo que va a pegar; verás tú cómo queda en el PISA de los políticos». Y más cuando arrancó el programa, y con la pluralidad y respeto a la oposición que caracterizan a TVE (¡por aquí!), pusieron la primera a una señora de Salteras mandando a Arenas a que tomare o tomase por saco a portagayola, con las de un miura:
— ¿Cuántas elecciones tiene usted que perder todavía para convencerse de que Dios no lo ha llamado por este camino?
Ojú, cómo empezó la cosa. Guasa. Lo malo no es que las elecciones andaluzas coincidan siempre con las generales. Lo peor es que al candidato catalán de la oposición, a Arturo Mas, le estaban haciendo el mismo programa a la misma hora...pero en su pueblo, en Barcelona. Y a Arenas se lo estaban haciendo en Madrid. ¿Para esto nos sirven 25 años de autonomía? ¿Para que a los catalanes les hagan estas encerronas a domicilio y los andaluces hayan de coger el AVE para que una de Salteras, también llevada a Madrid con nuestro dinero, le diga a Arenas que cuándo va a ganar por lo menos las elecciones a la presidencia de la comunidad de vecinos de su hipotecado piso de Tabladilla?
Pero, pum, pum, pum, sabiéndose la asignatura, llevando el examen para nota, Arenas se fue saliendo de la encerrona, y se fue creciendo. Y todo lo aprovechó en su haber, hasta llegar a estar como Pacheco en sus buenos tiempos: enorme. A Arenas le sienta bien Almería. No lo digo por el morenito: lo digo por la sensación de seguridad que dio en territorio comanche tan enemigo como un plató de TVE. Estamos esta vez ante un candidato criado bajo plástico en Almería, para el mercado europeo, que no tiene nada que ver con aquel Arenas sevillano de secano, especialista en perder hasta las elecciones de la Macarena aunque se presentara con su amigo Manolo García. Escribí que su lema usando lo de «Javier» era para que estas elecciones no las perdiera también Arenas, sino que fuera otro: Javier. A lo mejor no le hace falta. En el PISA de TVE de los políticos, el que está ahora como los escolares andaluces es Chaves. Arenas está como de por ahí, desconocido. Milagros de los cultivos bajo plástico de Almería.
Así estaba pensando, en los tropecientos hospitales que dijo Arenas que va a construir cuando gane, para que seamos por lo menos igual que los catalanes, cuando Chaves va y sin que le pregunte nada la de Salteras, se hace el PISA él solito. Frente a los hospitales que pide Arenas, Chaves promete más abortos. ¡Barra libre de aborto! ¡Hala, que esto es la guerra, la guerra electoral para movilizar a los radicales! El principal problema sanitario andaluz, como saben, no son las listas de espera ni la falta de hospitales en comparación con Cataluña: es el aborto, Por eso Chaves propone «unidades singulares específicas para realizar abortos en hospitales públicos integradas por médicos que estén incentivados». Y demos gracias a Dios: por el momento se habla de «médicos incentivados», no de trituradoras...
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