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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La lavadora de Soledad Becerril

 
 
Los ex alcaldes de Sevilla se dividen en dos grandes grupos:
—Los de derechas y los de izquierda.
Eso también, pero los dos grandes grupos a los que me refiero podrían también aplicarse a los cardenales: los que tienen calle y los que no la tienen. Pregunto el sevillanísimo «¿dónde hay que firmar?», que dice el teniente de la Real Maestranza, cuando leo que quieren una calle para el Cardenal Amigo Vallejo. Pero al mismo tiempo digo que dónde hay que firmar para pedir también una calle para otro gran cardenal: Segura. ¿Por qué el monárquico y antifranquista Cardenal Segura no tiene una calle, cuando la tiene hasta Ilundain, tan poco sevillano y tan malage que prohibió las saetas en Semana Santa?
Los dos grandes grupos de ex alcaldes a los que me refiero son los que tienen calle y los que no la tienen. Lo cual es una reolina, un azar. O injusta venganza de la Historia. Vamos a ver: entre los alcaldes del franquismo, ¿por qué tiene calle mi querido y respetado Don Juan Fernández (cuya vida guarde Dios largos años), y no la tiene en cambio Félix Moreno de la Cova, un precursor en su tiempo, que se adelantó al espíritu de la Expo del 92 cuando reclamó que Sevilla fuera «metrópoli del Sur de Europa»? ¿Por qué tiene un paseo el Marqués de Contadero y al Duque de Alcalá, a Rafael Medina Vilallonga, lo mandó Sevilla a paseo, aunque solucionase entre otros graves asuntos el problema del abastecimiento de agua y engrandeciera y modernizara aquella ciudad de la visita de Eva Perón? Injusticias de la Historia. Dándole a cuya moviola nos encontramos que aún tiene calle el alcalde que mandó derribar las puertas y murallas, García de Vinuesa, tapando encima el lírico e histórico de Calle de la Mar.
Y de los alcaldes de la presente, bendita y gozosa democracia, ¿por qué tienen justísima avenida Manuel del Valle y Luis Uruñuela, y por qué en cambio Soledad Becerril no tiene ni una barreduela, al igual que Rojas Marcos no tiene dedicado ni un columpio del Puerto Perico de la Alfalfa? Por eso me ha alegrado que Soledad Becerril, que era oscura y distante senadora por Sevilla, vuelva a un puesto político de primera línea, encabezando la lista provincial de su partido para el Congreso de los Diputados. ¿Dónde hay que firmar, digo, dónde hay que votar? Porque Sevilla ha sido muy ingrata con ella. Si Melonares está prácticamente terminado para acabar para siempre con el problema de los grifos secos, es gracias a las grandes virtudes de Soledad, prendas raritas en Sevilla: la tenacidad, la constancia, el tesón, la persistencia en cuanto coge entre ceja y ceja. Soledad Becerril fue una gran y trabajadora alcaldesa, primera mujer alcaldesa, a la que la ciudad no le ha hecho justicia. Sevilla no ha vuelto a estar tan limpia, segura y ordenada como entonces, sin tener que inventársela de nuevo y sin destrozar su esencia...y no como otros con 25.772 votos y una cachimba. El problema de Soledad es que tiene 0,0 % de falsedad (como la San Miguel sin) en la Ciudad de la Ojana. Frente a los alcaldes que abrazan hasta las farolas de diseño de la Puerta Jerez, no se conoce que Soledad le haya dado un abrazo ni a la bombilla del pasillo de su casa. Donde escribió la mejor metáfora de la pérdida del poder. Soledad fue la primera mujer ministra en la democracia, a lo que tampoco le ha sacado las rentas políticas. Ministra de Cultura. Tuvo firma en el BOE, residencia oficial en el Ministerio, coche, escoltas, la Biblia en pasta del poder. Y me confesó una vez que cuando dejó de ser ministra, al volver a su casa del Patio Banderas tuvo la más exacta visión de lo que era la pérdida del poder, Mañara puro. Venía, ya digo, del Madrid del Consejo de Ministros, del coche y la residencia oficiales, de las señoritas gabinetas, de los asesores a peluz. Y nada más entrar con las maletas en su piso del Patio Banderas, su tata de toda la vida, sin saludarla siquiera ni lamentar la pérdida del Ministerio, le dijo:
—Señora, que la lavadora se ha roto, a ver si llama usted al servicio técnico.
Ojalá Soledad saque muchos diputados por Sevilla con su lista, para que con su tenacidad llame al servicio técnico, a fin de que funcione la lavadora de tantos trapos sucios de la política como padecemos.
 
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