ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Rajoy y los urinarios digitales

QUE Rajoy estuviera o no estuviera cuando se votó el veto a los presupuestos no tiene la menor importancia. Lo preocupante es que no se hizo presente en torno una cuestión fundamental para el negro futuro que se avecina. Ni el voto ni el veto: el váter. ¿Por qué no terció Rajoy en el debate parlamentario sobre el gasto de 45.000 euros en urinarios digitales para La Moncloa? ¿Es que tenía algo más importante que hacer en esa hora que controlar la micción digital del Gobierno? Así, claro, no sólo se mean sobre todos nosotros, sino que encima se limpian en las cortinas.

Por culpa de Rajoy, el más que necesario Debate Nacional sobre los Urinarios Digitales ha quedado inédito. ¿Cómo se puede dejar que interpele al Gobierno sobre esta cuestión fundamental una diputada de segunda regional del PP, la catalana Dolores Nadal, que tiene nombre de premio de novela? ¿Por qué no fue el propio Rajoy el que le plantó cara al Gobierno en el crucial asunto? Aquí, mucho hablar de bajada de pantalones, pero muy poco de apertura de portañuelas. Muy mal, don Mariano, muy mal, que se fuera usted a comer con Mayor Oreja en vez de participar en el mingitorio debate. Usted tenía que haber estado allí, debatiendo sobre los orinaderos, que para eso le pagamos el sueldo todos los españoles, y no para que se ausente por la meada de un gato.

Porque, claro, la diputada del montón no pudo plantear las preguntas que ahora se hace España entera, ni tuvo la habilidad de sacarle al Gobierno la respuesta. Ésta es la hora en que, por ejemplo, no sabemos si los referidos urinarios eran de señora o de caballero. Si hubiera estado Rajoy, naturalmente, le hubiera hecho al Gobierno las preguntas del millón: ¿cómo el Gobierno puede consentir que se gasten 45.000 euros en urinarios digitales de caballero, con lamentable desprecio de la micción digital de las señoras? ¿Es que las señoras tienen menos derecho a la meada digital que los señores, y nada menos que en la sede de la Presidencia de un Gobierno que ha creado el Ministerio de Igualdad? ¿Para esto tenemos ese Ministerio, para que los caballeros puedan disfrutar en la Moncloa del machismo de la meada digital, mientras las señoras tienen que seguir aviándose con la discriminatoria micción analógica?

Y más preguntas. Las que ahora mismito se formula España entera. Es que no se habla de otra cosa. Vamos a ver: si el urinario digital es tan importante para la modernidad y el progreso que el Gobierno lo instala en su propia presidencia, cueste lo que cueste, ¿por qué no han de ser instalados, obviamente, en las presidencias de las 17 comunidades autónomas? ¿Es que la meada autonómica no tiene los mismos derechos constitucionales que la meada central? ¿Cómo, por ejemplo, la Comunidad Autónoma Vasca no ha reclamado ya el derecho a la Euskomeada Digital, que obviamente no es lo mismo que la despreciable Micción Españolista? Sabido es por todos que, como dijo el profeta, «picha española nunca mea sola», pero que nada conocemos, ay, acerca de cómo mea la picha de Euskalerría, si sola o en compañía de otras.

Y más cuestiones, muchísimas, con las que Rajoy nos ha dejado en vilo. Esto es para mear y no echar gota. ¿Cómo puñetas son los urinarios digitales? Por culpa de su ausencia, nadie puede responder hoy a esta pregunta fundamental: ¿en qué se diferencia un urinario digital de, qué digo yo, una taza turca o una letrina cuartelera? ¿Son mejores que los legítimos y acreditados productos de Porcelanosa o Roca de toda la vida? ¿Sirve el urinario digital sólo para aguas menores, o admite indistintamente las mayores? Y si es imprescindible, ¿por qué no se impone el uso obligatorio del urinario digital, cuya instalación crearía tantísimo empleo en toda España?

Una vez en Utrera el alcalde Antonio Carrión, a falta de urinarios digitales, empezó a multar a la gente por mear en la calle. Y uno al que le cascaron 25 pesetas por orinar en un rincón de El Niño Perdido, tras recibir la multa le sacó esta copla: «Cinco duros por meá/es una exageración./¿Cuánto lleva por cagá/don Antonio Carrión?». Al utreraro modo digo que 45.000 euros por mear en La Moncloa es una exageración. ¿Cuánto se van a gastar en cagar estos señores? Lo digo yo, en vista de que Rajoy no dice nada. Claro, como Rajoy es un picha fría...

 

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