OÍDO cocina, marchando una de silogismo:

1.El Ayuntamiento representa a todos los sevillanos.

2.El Ayuntamiento está dispuesto a hacer lo que quiere en la calle Asunción, contra la opinión de sus vecinos.

3.Ergo Sevilla está contra Los Remedios.

Falla la mayor, que es lo preocupante. El Ayuntamiento cada vez representa menos a todos los sevillanos. Apenas se representa a sí mismo, a su juego de intereses y de partidos. A saber: alfredistas contra vieristas dentro del PSOE, en la lucha que se traen; y al lado, pero frente, Izquierda Unida, tratando de sacar la máxima tajada de dinero y poder a sus mínimos votos, los aquí tantas veces recordados 25.772, frente a los 128.776 del PP y los 124.534 del PSOE.

Aquí se está haciendo una aplicación local y perversa de la Ley de la Memoria Histórica no en el tiempo, sino en el espacio. Una especie de la Ley de la Memoria Geográfica: distritos de izquierda contra distritos de derecha. Como la que gobierna es la izquierda, y alardea de radicalismo, trata de hacer ver a los distritos donde no fue votada que los que mandan son ellos, y que hacen lo que quieran, que para eso ganaron. Bueno, ganaron... Quedaron los segundos. Pero sumados los 25.772 votos de IU, eran más que los del PP, que fue el que de verdad ganó en Sevilla. Pero el PP no ganó en el Distrito Macarena, ni en Torreblanca, ni en Bellavista, ni en Sevilla Este.

Esto es lo más peligroso: la aplicación sumarísima de la Ley de la Memoria Geográfica que se han inventado. Hay como un ansia infinita de revancha contra el Casco Antiguo, contra Los Remedios, contra Nervión, viveros de votos del PP. La inauguración de la mamarrachada de la Alameda fue una metáfora del ejercicio del poder en Sevilla. Los sociatas y sus societes comunistas convirtieron la inauguración en el mitin de una Sevilla, la de ellos, contra otra Sevilla, la de los que no los votaron y siguen ejerciendo cada día, con muchas penalidades y casi siempre con escasos resultados, el democrático ejercicio de la oposición y de la crítica. Han puesto a funcionar la Memoria Geográfica: media Sevilla contra la otra media. Un sevillano clarividente me lo explica en un mensaje: «Lo de la Alameda o la Encarnación no son casualidades ni producto del mal gusto o de una modernidad mal entendida. A ver si los sevillanos nos damos cuenta de una vez que hay un plan preconcebido para echar del centro de Sevilla a la gente normal. Lo quieren para ellos; para sus movidas. Las dos grandes explanadas de hormigón de la Alameda, sin árboles, sin fuentes (sólo los chorritos), sin arriates, son para montar allí esos conciertos y movidas que a ellos les gustan, con sus pelusos, sus porros y sus litronas. Al tiempo. ¿Recuerda usted esas grandes y yermas avenidas y plazas de los países comunistas del telón de acero? Eran para llenarlas de borregos al más puro estilo franquista de la Plaza de Oriente. Ese es su modelo y su ideología. No nos dejan llegar a nuestras casas en coche. IU peleará siempre por el distrito Casco Antiguo; no para “castigar” a sus carcas habitantes, sino porque, para ellos, es el terreno a conquistar. Han desenterrado la lucha de clases cuando casi no hay clases.»

La lucha de clases cuando ya no hay clases, y la lucha de barrios cuando vamos hacia una sociedad global. O, lo que es más triste, la resurrección beligerante de las dos Sevillas. Manuel del Valle no creo que fuera menos socialista que Monteseirín, ni menos de izquierda que Torrijos. Y era el alcalde de todos los sevillanos. Los sevillanos nos sentíamos representados por Manuel del Valle. ¿Ocurre ahora igual? ¿Se sienten representados por Monteseirín los comerciantes de Los Remedios que sufren en su economía el corte de República Argentina, se sienten representados por Monteseirín los vecinos de la calle Asunción que no quieren que la hagan peatonal, y que ven que no pueden hacer valer sus derechos frente a unas hordas municipales que están tomando su barrio como los legionarios conquistaron las barricadas de San Julián en 1936?

¿No van a atacar los canis a los pijos? Es el ejemplo que reciben del Ayuntamiento. Padecemos un Ayuntamiento cani que intencionadamente está gobernando contra la Sevilla pija, y que hasta que no acabe con ella no va a parar.