Largan de Florentino Pérez porque lleva gastados en el Real Madrid no sé cuántos millones de euros en fichajes de galácticos con una pinta horrorosa de mariquitas. Como ese Cristiano Ronaldo que parece tan pargueloncito que lo pones desnudo de cintura para arriba en lo alto de una carroza de la Cabalgata de la Pluma y no desentona nada. ¡Vamos, que Torrijos le da una subvención de cien mil euros! Critican que Florentino se gaste en futbolistas el dinero que no tiene y que le ha dado una caja de ahorros. (Como si no tuviera esa caja de ahorros nada mejor que hacer que prestar dinero a Florentino; por ejemplo, levantar rascacielos inútiles, como hace una pulida caja que yo sé.) Pero Florentino se gasta el dinero del Madrid y de sus socios, y no derrocha caudales públicos. Los peligrosos son los que se gastan nuestros millones de euros como si los regalaran, como ni no hubiera crisis ni cuatro millones de parados. Me refiero a los políticos y especialmente a los que padecemos en las distintas gobernaciones. ¿Usted ha visto una forma igual de tirar el dinero, con la que tenemos en todo lo alto? Se habla del déficit del Estado, pero anda que el déficit del Ayuntamiento de Sevilla debe de ser menudo... A ver si Don Zoido hace las cuentas y nos lo dice.

Cuando ayer narraba la bárbara tala de árboles en Rafael Salgado no sabía la segunda parte: que se van a gastar 600.000 euros en cortar árboles en todo el Distrito Sur. ¿Qué falta hacía talar esos árboles? ¿Que estaban enfermos? ¿Todos estaban enfermos? ¡Tequiyá! Talar por las buenas los árboles enfermos es eutanasia vegetal. No sólo les gusta aplicar la eutanasia a los humanos, también a los árboles. Señor, si un árbol está enfermo, tendrá su medicina. ¿O no hay más cura que darle matarile? No quiero pensar mal, pero cuidando los árboles enfermos no se puede gastar (ni contratar) el mismo dineral que talándolos y comprando otros nuevos para plantarlos.

¿Y el supermegaderroche del Metro? ¿Cómo se pueden gastar 658 millones de euros en un Metro que no llega a Milímetro, porque es una sola línea, casi toda por superficie, por un trazado absurdo y con unos vagones así de chicos? ¿Y no que ha salido el Milímetro por 196 millones de euros más de lo presupuestado y dice Rosa Aguilar, la comunista prófuga de Córdoba, que eso es lo normal, que una obra salga por un 42 por ciento más, que son los «poyaques» normales de cuando hay albañiles en casa?

¿Pero estos señores saben lo que son 196 millones de euros? ¿Saben las fatiguitas que cuesta ganar mil euritos de vellón? ¿Cuántas ruinas de comerciantes, cuántas tragedias de familias se podrían remediar con la mitad del cuarto de los dineros que estos señores tiran tan alegremente? Hablamos de la Torre Pelli, de la Biblioteca del Prado, de las Setas de la Encarnación, del tranvía, de la Alameda, de la peatonalización de Asunción. Nos quejamos de estas barbaridades, pero no les metemos el lápiz. ¿Cuántos millones de euros tirados en hacer todas esas faraonadas absolutamente prescindibles, y encima contra la voluntad de los sevillanos? ¿Qué falta hacía ninguna de estas soberanas tonterías? ¿Cuántos puestos de trabajo fijos, cuánta riqueza van a crear? Cero cartón del 9. Pero esto es lo que hay. Ellos son los que mandan, hacen lo que quieren y derrochan nuestros millones como les sale del níspero. Y los tontos somos nosotros, que protestamos. Harto de coles, estoy por apuntarme a la mayoritaria Cofradía del Silencio de Sevilla, y decir como tantos: «Mira, que hagan lo que les dé la gana. Total, si de todas formas van a hacerlo...» Por mucho que protestemos. Como ha pasado con la calle Asunción y con tantísimo venga gastar millones en estropear Sevilla hasta que consigan que no se parezca para nada a sí misma.