Este crucero no es el de piedra que su amigo don Manuel Fraga le regaló a la alcaldesa Regla Jiménez (q.s.G.g.) para que lo pusiera en el mejor sitio de Espartinas, como homenaje gallego a la labor de aquella animosa política. Cuenta la que quizá sólo sea leyenda urbana aljarafeña que cuando corrió por Espartinas la voz de que Fraga regalaba un crucero, la gente pensó inmediatamente en «Vacaciones en el mar» o en los que ahora anuncia Ana Igartiburu, nunca en una cruz de piedra gallega. Vamos, que Fraga había fletado un crucero para convidar a un viaje de ensueño a media Espartinas, gratis total. Y la gente paraba a la alcaldesa por la calle:

—Regla, que yo también quiero que me apuntes para ir gratis al crucero que ha regalado Fraga.

Hasta que se descubrió la tostada del equívoco con la cruz de piedra, la gente soñó con un viaje maravilloso. De lujerío. Como el que han soñado cuantos este año han aprovechado los trenes baratos de los barcos, casi regalados a causa de la crisis, y se han apuntado a un crucero por un precio increíble. ¿Cuántos sevillanos estarán a estas horas en un crucero, por las islas griegas, por los fiordos nórdicos, por Madeira y las Azores, por la cuna de la civilización mediterránea? Cientos. Muchos echaron las cuentas:

—Si los diez días de crucero salen más barato que quedarnos en la piscina del Círculo... ¡Y lo bien que se come en los cruceros, que están todo el día dándote de comer!

Reyes y Rafael no lo pensaron dos veces. Cogieron, se fueron a la agencia de viajes y contrataron el crucero. De superlujo. Me lo contaron antes de la partida desde el puerto de Barcelona, adonde la agencia los trasladaba convidándolos a avión y todo:

—¿Te acuerdas de «Vacaciones en el mar»? Pues el barco es mejor todavía. Tiene un nombre un poco mariquita, la verdad: «Emperatriz de los Mares», pero como es en inglés, disimula. Pero no veas qué lujazo de barco, qué camarotes con terraza y yo creo que hasta con yacuzi. Porque como es tan barato, hemos cogido camarote de primera, con terraza privada, ¡aquí no remendamos de viejo! Así que ya te contaremos del crucero de amor y lujo.

Y me contaron. Recibí la otra mañana un SMS de Reyes que textualmente decía: «Barco bueno gente Chipiona con Isla Mágica pero camarote Sotogrante. Besos». Llamé a Reyes al móvil para que me explicara. Me dijo:

—Pues has tenido suerte de que lo coja, porque en alta mar no hay cobertura, menos mal que estamos llegando al puerto de Roma.

—¿Qué es eso de Chipiona e Isla Mágica que me pones?

—Pues mira, que yo creía que aquí nos íbamos a encontrar de Carmen Lomana y Cary Lapique para arriba, y resulta que esto es como Chipiona, pero cruzado con Matalascañas y con Isla Mágica. ¡Qué gente tan fea! ¡Horrorosa! ¡Cuánto cani! El camarote sí es bueno, de Sotogrande, y el barco, maravilloso, ¿pero la gente? Todos los de los pantalones piratas que tanto te gustan a ti están en este barco. ¡Y cómo comen con la boca abierta!

—¿Españoles?

—No, de todas partes. Mira, aquí se han venido todos los electricistas de Alemania y todos los fontaneros de Francia. ¡Los de las sandalias con calcetines negros!

—O sea, que si hay que cambiar una zapatilla o arreglar un enchufe en vuestro camarote maravilloso no hay problema.

—No, el problema es que yo me creía que la gente fea nada más que estaba en Sevilla, pero por lo visto es una plaga mundial. Estropean hasta este barco tan maravilloso. Esto, Antonio, es un cani-crucero. ¡Qué ganitas tengo de llegar a la piscina del Círculo para ver gente normal así como nosotros y no tanto cani viejorro alemán en sandalias con calcetines negros y oliendo a sudorina! Porque aquí viene Belén Esteban y es Nati Abascal, con eso te lo digo todo.