ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Acolaspsar los juzgados

Carlos de Barco lo llamaba ayer el Catilina de la calle Jabugo. Nunca Catilina había caído tan bajo, Carlos, hijo. Aunque es público y notorio que este Catalina de los Veinte Duros ha enriquecido notablemente la lengua española. Si el verbo «acolapsar» no está en el Diccionario de la Academia es porque va camino. Es de una enorme fuerza el verbo creado por el raptor del Betis, a quien ahora habrá que pagarle el rescate si queremos que lo libere. No es lo mismo que las criaturitas llenen La Palmera a que la acolapsen. Y así como La Palmera están los juzgados: acolapsados. No saturados, no sobrecargados, no: acolapsados. Y por si no tuvieran poca faena, los políticos y los famosillos jornaleros de los platós del corazón se dedican a acolapsarlos más todavía, que se ponen un pleito por la micción de un felino o por la defecación de un can en la acera, si es que han pisado la catalina. No la Catilina, aunque sea parecido: he dicho la catalina.

Con las armas de la razón, y tras el pretendido empapelamiento de un ex alcalde cazallero por parte de un concejal, la Audiencia ha rogado a los políticos que si quieren que se peleen a bofetada limpia; o que retornen a los duelos a primera sangre. Pero que, por favor, vuelvan a «eso me lo dirá usted en la calle» y abandonen el «en el juzgado nos veremos”, porque no dan abasto y se quedan cuestiones más importantes por resolver.

Yo animaría al presidente de la Audiencia a que no limitara su ruego a los políticos que judicializan la vida pública. Mucho peor que los políticos son los famosillos de tres al cuarto, rayanos en friquis, que se han convertido en jornaleros de los platós de los programas del corazón, donde todos los días van a echar una peonada como el que acude al tajo, aunque para cobrar, ay, qué depravación moral colectiva, algo más que el salario mínimo. Esto no se acabará hasta el día que llegue al juzgado un ex novio de Falete o un antiguo compañero sentimental de la nieta de Rocío Jurado y el magistrado le diga:

No, mire usted, su querella no sólo no va a ser admitida a trámite, sino que he pasado tanto de culpa al ministerio fiscal porque lo suyo es un caso claro de obstrucción de la Justicia. ¡Váyase usted al ca...nal sur con esas chorradas, que aquí tenemos cosas más importantes en las que ocuparnos!

Los juzgados están acolapsados y atorados en gran parte por la obstrucción de las querellas y demandas de estos chiquichancas, famosos sin causa justificada. Hay una endogamia procesal de este ganado que acolapsa los tribunales. La hermana de la madre de Jesulín (¡toda una autoridad!) demanda a Belén Esteban por lo que dijo de ella, y ésta, a su vez, pone una querella criminal contra la Campanario por no sé qué de Andreíta. Eso es un filón judicial: el acolapsamiento de los tribunales por la Dinastía Janeiro. De otro lado está la Dinastía Jurado llenando el reparto de los juzgados. Más allá, la Dinastía Falete, madre del que iba de novio incluida. Por no hablar de ese tío babosete que podía echarse con Lopera un concurso de pelo teñido lamentablemente, el que está casado con la vedete que retiró, del que cuentan que es experto en poner querellas, que donde pone el ojo, pone la condena con costas, y que va por los juzgados como mi amigo Jaime Ybarra acude a las monterías, ése es montero de querellas. Creo que en su casa tiene, como otros los trofeos de caza con medalla de oro, las fotos de todos los tertulianos del corazón a los que ha empitonado.

Y usted, mientras, esperando que el juzgado desahucie a ese inquilino caradura que hace dos años que no le paga el piso que le tiene alquilado en Virgen de Luján.

 

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