ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Gripe ZP con muertos culpables

Están consiguiendo que no sepamos siquiera por qué le llaman Gripe A y no, un poner, Gripe ZP, que digo yo que sería mucho más adaptado a los tiempos. Porque lo otro de la denominación científica me suena al juego a los barquitos:

—H1 N1.

—Hundido uno de dos.

Y hundido otro de una lógica aplastante, como es el oscurantismo que se traen acerca de las medidas que estén tomando. A estas alturas de curso (y digo lo de curso en sentido estricto, pensando en el que viene y en los alumnos por contagiar), todo esto me parece como el secretismo de la Serenísima cuando la peste llega a la secuencia correspondiente de «Muerte en Venecia». Aquí no vemos pintar con cal los rincones ni espolvorear azufre por los muladares, sino sólo la palabrería de los políticos responsables de la Sanidad central o autonómica, que cuanto más hablan, más miedo te meten en el cuerpo. Señor, habiendo en la Sanidad lumbreras refulgentes de la epidemiología y de todas las especialidades conexas con la Gripe ZP, ¿por qué no salen a informar y a tranquilizar a la población los profesionales de la Medicina, ora sea con bata blanca, ora con blusón africano del mercadillo? Un médico que sabe de verdad del asunto, que está tratando a los pacientes o evitando que se produzcan más casos, hablaría con convencimiento y nos trasmitiría esa confianza que brilla por su ausencia cuando aparecen ante los micrófonos las titubeantes ministras o consejeras autonómicas de Sanidad, a las que se les ve a chorros que están simplemente repitiendo como cotorritas de Filipinas el papelito que acaban de memorizar, y que tienen sobre el fondo del asunto la misma idea que servidor sobre helicópteros.

¿Y la inculpación de las víctimas? Un consumidor medio de información saca en conclusión que en el asunto de la Gripe ZP hay una cosa clarísima: los que verdaderamente tienen la culpa son los que la han palmado. Según la música celestial de la versión oficial, morir, lo que se dice morir a causa de la Gripe ZP, aquí no ha muerto nadie. La una murió porque se le complicó el embarazo, y, claro, ¿no iba a palmarla? El otro, porque tenía una neumonía de caballo, ¿y a quién se le ocurre coger una gripe de las malas en esas circunstancias? La otra, porque tenía obesidad mórbida, que, claro, al segundo estornudo y al cuarto tiritón de la fiebre se le convirtió en mortal de necesidad. Y así sucesivamente.

Las explicaciones de los (ir)responsables de la Sanidad pública tras las muertes por la Gripe ZP me recuerdan demasiado a la malhadada sentencia del juez que dijo que el violador no tenía culpa de nada, porque la chavala iba por ahí provocando con una minifalda que, claro, como los hombres no somos de piedra... En la Gripe ZP, lo mismo: según nos informan después de cada muerte, la culpa es siempre de las patologías previas en los enfermos con factores de riesgo, que van por ahí como locos sin lavarse las manos, dando la paz en la misa, mojando sus labios en agua bendita como en el bolero, besuqueando a diestro y siniestro, en vez de decir «Hola» y «Lecturas», que dicen los médicos es lo conveniente.

Así que le recomiendo que no tenga usted patología previa alguna, porque puede convertirse en el próximo culpable de que la Gripe ZP le estropee el programa sanitario al Gobierno, y tampoco es cosa de fastidiar la marrana de esa manera a estos señores. Que del mismo modo que creyeron que la única forma de superar la crisis económica era negarla, ahora están convencidos de que van a terminar con la Gripe ZP echando la culpa a los desaprensivos con patologías previas que van y la palman, los muy cabrones.

 

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