Hoy se celebra el Día Europeo sin Coches. Una chorrada, ¿no? Pues esperen, que hay más: es dentro de la Semana Europea de la Movilidad, menuda imbecilidad (que rima).

—¿Y Semana de la Sostenibilidad no hay?

La están peinando. De momento tenemos que conformarnos con la Movilidad. Pero vamos con la festividad de hoy, con el Día Europeo sin Coches. Como saben, existe un Santoral Laico, impuesto por el que el catedrático Andrés Ollero, mi compañero de curso en Portaceli, llama Nacional-Agnosticismo, que es igual de totalitario que el Nacional-Catolicismo, pero en progre. (Apúntate un 10 por el acierto, Andrés). En ese Santoral Laico, mártires, confesores y vírgenes han sido sustituidos por jornadas dedicadas a lo más inimaginable. Piense una tontería muy grande, que por grande que sea, la ONU, o si no la Unesco, o si no la Unión Europea, le ha dedicado su día. No nos sabemos todo este Santoral Laico, como no conocemos completo el Año Cristiano, pero estoy seguro de que igual que existe el Día del Corazón también debe de haber el Día del Colesterol, el Día de los Lípidos, el Día de los Triglicéridos y, por descontado, el Día de la Fibromialgia, que es lo que ahora está de moda. Cuando los médicos no saben lo que tienes, te dicen que te has pillado un virus con una jartá de mala leche o que tienes fibromialgia, y vámonos que nos vamos.

Y hablando de Santoral Laico, como aquí en Sevilla somos más papistas que el Papa, más vaticanistas que el Vaticano y más romanos que la leche que Rómulo y Remo mamaron de las ubres de la Loba Capitolina, lo del Día Europeo sin Coches nos parece poco. ¿Un Día sin Coches solamente? Un Día es poquísi-mo. Y una semana, también. Un mes se queda corto. Un trimestre es una racanería. Un semestre, exiguo. «Celebremos el Año Sevillano sin Coches», dijeron estos señores que se han puesto de mote a sí mismos «El Gobierno» y que mandan en lo que toda la vida de Dios ha sido el Ayuntamiento y ahora los periódicos llaman con esa cursilería del «Consistorio». ¿Cómo va a ser Consistorio, si el mal llamado Consistorio es lo menos consistente que hay? Aunque bien pensado, le llamarán Consistorio porque su tarea consiste fundamentalmente en dar por saco a los comerciantes, a los automovilistas, a las personas mayores, a los que viven en el centro y a los barrios que no votan masivamente lo que hay que votar.

Y aquí entra el Año Sevillano sin Coches. No creo que en todo el continente europeo, ni incluso en todo el orbe católico, haya una ciudad que le haya hecho más la puñeta al coche y a los automovilistas que Sevilla. En ningún otro sitio el coche ha sido declarado Enemigo Público, como aquí. No creo que haya otra ciudad donde se hayan gastado millones y millones en poner en funcionamiento la Máquina de Estrechar Calles, Quitar Aparcamientos y Hacerlas Peatonales. ¿Cuántos aparcamientos en superficie han sido suprimidos en Sevilla sólo en el último año? ¿Y cuántas plazas de estacionamientos subterráneos para los residentes se han construido? En la respuesta a estas preguntas está la comprobación de que aquí nos llevamos la palma en la celebración de, ¿qué digo el año?, ¡la Década sin Coches!...y sin soluciones alternativas de un buen transporte público.

En estas circunstancias, yo, que me tengo por persona de orden, propondría una rebelión a mis lectores: ¿por qué hemos de pagar al Ayuntamiento el Impuesto de Circulación de Vehículos, vulgo Sellito, si nuestros coches cada día tienen menos calles por las que circular y menos sitio donde aparcar? ¿Por qué pagar por un derecho que no podemos ejercer? Nada, nada, ¡a la huelga general fiscal del Sellito! Si ellos celebran el Año sin Coches, nosotros el Año sin Pagar el Sellito de la Circulación.