El Padre Hércules que fundó ambas ciudades también ha unido a Cádiz y a Sevilla en el padecimiento y porsaco del rodaje de «Knight and Day», con ese actor que es enteramente Rivera Ordóñez, sólo que no es hermano de la Esperanza de Triana. Rodaje para nada. Porque ni Cádiz saldrá como Cádiz, ni Sevilla como Sevilla, ni eso traerá un solo turista cautivado por el encanto de una ciudad que en la peli no aparece por ningún sitio, entre decorados y fotochó de escenarios virtuales. Comentaba ayer José Joaquín León la mala pata que tiene Cádiz para salir en el cine. Quizá por influencia de su primacía carnavalesca, cuando ruedan allí una película, Cádiz siempre sale disfrazada, mayormente de La Habana, por aquello de más salero y menos subsaharianitos.

A Sevilla con el cine le pasa igual. Sale disfrazada. No de La Habana, sino de la Arabia, como salió en «Lawrence de Arabia», que a la Plaza España le vistieron de cuartel general del Imperio Británico y a la Casa de Pilatos, de palacio de jeque mengueleque. O sale Sevilla disfrazada de Sevilla, que es peor. Ya saben: flamencos, toreadores, cármenes con navajas en la liga, ojos negros tras los abanicos, amantes en la reja y mucho Barrio de Santa Cruz con su lunita plateada.

Lo que le faltaba al centro era que lo cortaran y acotaran para una película, como si no hubiera bastante con la película de terror que viven todos los días comerciantes y vecinos. La peli que tendrá todo el centro cortado es de las que disfrazan a Sevilla, aunque no se sabe de qué. De momento dicen que van a sacar mujeres vestidas de flamenca por la calle, muchas chavalas de gitana. Ya saben, es como aquí van siempre todas las sevillanas. Las chavalas que el sábado hacían cola desde las 6 de la mañana y se daban tortas por coger los zapatos Yimichús rebajadísimos en H&M, iban todas así: de flamenca. En cuanto a los toros por las calles que dicen soltarán, más típico no lo hay. Ya saben, Joselito y Belmonte corrían como nadie delante de los toros por la calle Sierpes, riau, riau, 1 de enero, 18 de abril. Y van a sacar gigantes y cabezudos, muy típico también de Sevilla (¡por aquí!). Lo de los gigantes no sé; los de los cabezudos a lo mejor es homenaje póstumo a Chaves, que ya no está ni se le espera.

¿O es una película de ciencia ficción? Dicen que por las calles del centro va a haber coches corriendo a tumba abierta y dándose trompazos. ¡Eso sí que es echarle imaginación, Tom Cruise, hijo, coches por el centro! Se ve que en la Sevilla de ficción de la película no manda el tío de la pipa, porque en tal caso no dejarían entrar ni un solo coche y lo que tendrían que rodar sería un «remake» (que dicen los cúrsiles) de «Ladrón de bicicletas». Y mucho cuidadito con la preposición que ponemos entre la palabra «ladrón» y la palabra «bicicleta», ¿eh?, que no es lo mismo ladrón «de» bicicletas que ladrón «con» bicicletas, no vayamos a tenerla.

Y digo yo: si sacan un remedo de los encierros de San Fermín; si aparecen gigantes y cabezudos; si ponen coches a todo correr por unas calles por las que no se puede circular, ¿que necesidad había de rodar la película precisamente en Sevilla, si Sevilla como tal no aparecerá luego por parte ninguna? En Pamplona, ¿hubieran dejado que disfrazaran aquello de Sevilla, con casetas de feria y con caballistas, o los hubieran mandado directamente a tomar por saco, so mamones?

Qué catetos y qué noveleros somos. Y qué serviles. Vienen unos peliculeros, colapsan Sevilla y todos encantados. Y algunos, un poner, a poner la mano. Me imagino que esta enésima agresión contra el centro, sus vecinos y sus comerciantes la ha organizado la llamada Sevilla Film Commission. Lo de Sevilla lo entiendo. Lo de Film, también. Pero lo de la Commission, ya se puede usted imaginar lo que estoy pensando sobre la Commission.