ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Tintinean rosarios para La Chester

El tantán de las muertes de Sevilla resonó por la Plaza de los Carros, y Juan Miguel Vega que lo oyó transportó a partitura su sonido, cuyo pentagrama me remitió al teletipo de los crisantemos en el sitio de la Hermandad de Montensión en Internet. Ponía: «En la madrugada del domingo 15 del presente mes ha fallecido nuestro querido vecino de nuestra Casa Hermandad, de Alberto Lista,18 y hermano de nuestra corporación, D. Emilio Aguilar Albariño, a los 72 años de edad, conocido popularmente como vendedor de tabaco en la plaza de la Campana... Descansa en paz, amigo Emilio, e intercede por todos nosotros ante tu Virgen del Rosario, a la que tanto venerabas.»

En el cariño de la cofradía por quien era un gran devoto de su Virgen del Rosario y vivía en el primer piso de la casa hermandad se escribe Emilio Aguilar. Pero en los anales de la noche golfa de Sevilla, de los cabarés, de los tablaos, de las primeras sevillanas en La Trocha, de la madrugada en El Semáforo; en la historia de La Gitana Yeyé en Los Gallos, La Simona en La Cochera, Doña Rosa recitando versos a Curro Romero cabe el Jardín de la Caridad y La Franca en El Oasis, no te vayas a pasar, periquito; en esa ciudad que ya no existe, Montensión escribe el nombre de su hermano Emilio Aguilar y Sevilla lee: La Chester.

Ha muerto La Chester. Quiero decir que ha vuelto a morir esa Sevilla que evoco, del Viña Blanca en la Plaza de los Carros, de El Cisne en la calle Trajano, de las piculinas del Valentino frente a la Taberna del Traga, del que leyendas de secretos pasadizos contaban que tenía paso directo al Aero. La Chester era la mariquita que le vendía el tabaco, Chesterfield, Luqui, Filis, el que fuera, a la pecadora Sevilla de la madrugada. Su lícito negocio era un simple canasto. En la copla del Pali, La Malena tenía un puestecillo en la Alameda. La Chester, la pobre, ni eso: un simple canasto sobre un soporte de tijera, en la esquina de La Campana con la calle Carpio, donde el antiguo Riviera de Pedro Torres, justo debajo de los azulejos que recuerdan al capataz Rafael Franco. Vamos de frente. Porque a deshoras, desde que cerraban los bares y hasta las claras del día, La Chester se ganaba la vida con el honrado mimbre de su canasto, en los fríos de la madrugada, sufriendo guasas de señoritos borrachos y taxistas golfos. Un año y otro, un frío y otro frío, una guasa y otra contra su condición, en una Sevilla de la Piompa donde hacía frontera con La Patito vestida de Carmen Miranda y cantando «Ay, Portugal, por qué te quiero tanto» y con La Esmeralda y sus flamencas (La Soraya, La Tornillo, Rosarito la Popeye), en cuyo cuadro sentó plaza su incomprendido arte, la gran estrella que nunca pudo ser, cuando por Lola Flores rompía los abanicos cantando:

«Yo soy La Chester, señores»...

Y los señores y los señoritos no la cotizaban como artista, sino como solitaria y nocturna expendeduría casi clandestina de tabacos en su canasto de La Campana. Muerta de frío siempre, recordando la noche que Gracia Montes o su Marifé de Triana le compraron un paquete de rubio de la base. Y siempre con el miedo a que llegaran los de Fuerza Nueva y le pegaran una paliza, como a tantas otras mariquitas. O, en sus días de gloria y de plumazo, teniendo que explicar a la Policía por qué se vestía de flamenca en la Feria, por qué se pintaba la cara, por qué se ponía tacones aquel sevillano de la calle Pedro Miguel que en los últimos años, solo, esgordilao, veía llegar la madrugada de su vida recluido en su alcoba de la calle Alberto Lista, donde cada noche le rezaba a su vecina la Virgen del Rosario, antes de dormirse ahora a las horas en que entonces empezaba a trabajar con su canasto. Cuando este Jueves Santo entre triunfal la Virgen del Rosario en La Campana, en la esquina de Carpio estará La Chester con su canasto. Y los rosarios del palio de Montensión tocarán entonces su mejor tintineo para la mayor gloria de la pobre mariquita que se la ganó vendiendo tabaco en una esquina de la triste, sucia y oscura madrugada golfa de Sevilla.

HEMEROTECA DE ABC: "El Chester", articulo de Antonio Burgos publicado el 14 de febrero de 1981

 

Articulos de días anteriores

Ir a página principal (Inicio) de www.antonioburgos.com

 

Para buscar dentro de El RedCuadro

 
    

 

Correo Correo

Clic para ir a la portada

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio