ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


9.000 aparcamientos eliminados

Nuestras madres sevillanas, cuando nos poníamos antojadizos y pedigüeños, nos decían: «Hijo, parece que te ha hecho la boca de un fraile». No conozco frase del mismo tenor sobre los niños protestones. Pero a la vista de los acontecimientos, las madres les podían decir a sus zagalones quejicas: «Hijo, protestas más que una asociación de comerciantes». Ojalá. Ojalá las asociaciones de comerciantes protestaran de verdad, le echaran más esos-que-dijimos, le hubieran plantado cara al Ayuntamiento, hubiesen boicoteado cuanto últimamente han hecho contra sus intereses y sus opiniones, que ya se sabe: los sindicatos son nuestros amiguitos y los comerciantes son unos de fachas a los que hay que brear a impuestos y no echarles cuenta, porque forman parte de la Sevilla Retardataria y no de la Sevilla de Progreso. ¿Por qué? Porque lo dicen ellos: la izquierda y el jefe tienen siempre la razón, y más si el jefe es de izquierdas (o él dice que lo es, aunque viva como un marqués).

Digo que ojalá las asociaciones de comerciantes hubieran protestado de verdad, en vez de dedicarse algunos de sus dirigentes al croqueteo y al coqueteo con el poder socialista, y a la concertación de los cursos de formación en la CEA, que ya dije qué es la formación: que los barandas de la patronal forman de tres en fondo para poner el cazo, hacer el egipcio y arrimarse al perol en esta lamentable Andalucía subvencionada y Sevilla subvencionada que padecemos. Se quejan ahora los comerciantes de que por culpa de la gestión municipal sus ventas han caído hasta el 25%, sobre todo en Luis Montoto, Asunción y el centro. ¡Ahora...! Como cantaba El Peña de Cai en el Carnaval de la Guerra del Golfo: «Ay, qué casualidad,/ahora se van a quejar,/haber echado esos cojones/cuando iban a peatonalizar». Que bien callados que estuvieron muchos, y me conozco como la palma de la mano el caso de la calle Asunción. Por locos tomaron sus colegas de mostrador a los cuatro gatos que protestaron contra la peatonalización y se pusieron a recoger firmas y a presentar recursos. Todo por el maldito parné. Creían muchos comerciantes tragones de Asunción que el precio de sus locales se iba a poner como los de la calle Tetuán, y que menudo pelotazo iban a pegar con el traspaso. Ahí teneis el pelotazo, hijos míos: ¡el 25% menos de ventas! Y en Luis Montoto, igual. ¿Usted recuerda que en Luis Montoto levantaran barricadas los comerciantes como protesta, se fueran al Juzgado de Guardia? Nada. Todos esperando el maná de la calle Tetuán: que venga el Mango de turno, o el Zara, y a dar el pelotazo con el local. Que ésta es otra: las franquicias se están cargando al pequeño comercio. Tetuán es ya la calle de las multinacionales.

Y del centro, ni te cuento, que rima. Mientras cerraban el centro y lo convertían en un parque temático, los comerciantes, más callados que el último tramo de Virgen del Silencio. El Ayuntamiento ha hecho con el centro perrerías ante el silencio de sus comerciantes, en esta Sevilla cobarde y tragona. La causa de lo que pasa con el comercio la ha explicado la Agrupación de Técnicos Urbanistas de Andalucía: el dichoso carril-bici de los cojones ha eliminado en Sevilla 9.000 plazas de aparcamiento, que se dice pronto. ¿Quién va a ir a comprar a Asunción, a Luis Montoto o al centro, si no se puede aparcar? El Ayuntamiento es agente de ventas de Carrefour, de Alcampo, de Los Arcos, de Ikea y del Hipercor de San Juan. La gente compra en las grandes superficies porque allí puede aparcar. Nadie va de compras en bicicleta, que yo sepa. Y así pasa lo que pasa en el centro: que cada vez se ve a más gente dando barzones, pero con menos bolsas de compra en la mano. Al centro se va a pasear, no a comprar. Se compra donde se puede aparcar y no hay carril-bici, sino todo el estacionamiento gratis que quieras.

 

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