ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Las Razas y las nazarenas

Cuando la dictadura de lo políticamente correcto se lleva hasta el extremo, se roza el ridículo. Yo me creía que la tontería de lo políticamente correcto con estas chuminás iba a terminar con la retitulación de la Avenida de la Raza, en singular, como Avenida de las Razas, en plural, no sé por qué.

—Chiquillo, ¿por qué va a ser? ¿Tú no ves que eso de La Raza es racista?

¿Y Las Razas en plural no? Pues en ese caso diré como la chirigota de «Los falsos»: «¡Tequiarcarajo, Juan!». ¿Cómo va a ser racista hablar de La Raza? Esa avenida no especificaba qué raza era. El problema es ahora, cuando por la dichosa dictadura de lo políticamente correcto ha pasado a ser Avenida de las Razas. ¿Qué razas? ¿La raza equina y la raza porcina? ¿O la raza amarilla y la raza negra, perdón, subsahariana? ¿O es un homenaje a nuestros amos y señores los gatos y los perros, y son la raza canina y la raza felina?

Vamos, un lío. Y encima llega el despilfarro habitual del Ayuntamiento y se gasta 103.000 euros en la recién inventada Glorieta de Las Razas, más otra partida de 38.000 euros, 141.000 euros en total, que en pesetas se ve más la burrada: 23 millones largos de pesetas. ¿Dónde está la Glorieta de las Razas? ¿Junto a la Avenida de las Razas? No. Sería lógico que estuviera por allí, por la Comandancia de Marina. Pero no. Está en el Parque. A la entrada del Parque desde el caballo del Cid. Donde el restaurante La Raza y el Bar Citröen, o sea, junto a la Glorieta de San Diego. Donde estaba la estela que me parece diseñó el pintor Santiago Martínez en homenaje a Rubén Darío: «La Exposición Ibero Americana al inmortal cantor de la raza. MCMXXIX». Pues ni inmortal cantor, ni raza, ni leches. A Rubén Darío que le den por saco, que han tomado por las hojas que les convenían el rábano del inicio de la «Salutación del Optimista» que aparece en la otra cara de la marmórea estela: «Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,/ espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!»

¿Salve? ¡Sálvese quien pueda de la dictadura de lo políticamente correcto! Yo creo que esto de Las Razas es una venganza contra el restaurante La Raza, por no haber tragado y haber denunciado el por aquí te quiero ver del usted ya me entiende de la mangoleta de la Barqueta. ¿A que vamos a estar ya mismo como en Barcelona, obligando a cambiar rótulos comerciales? Porque si el restaurante La Raza se llamaba así porque estaba junto al monumento a La Raza, ahora lo más probable es que le obliguen a renombrarlo como Las Razas. Ya se sabe: raza es facha en singular; pero en plural es de lo más progre que se despacha, ¡tequiarcarajo, Juan! Es como lo de Plaza Ruiz de Alda. Ruiz de Alda así, a secas, era fundador de la Falange; pero tú montas a un fundador de la Falange en un aeroplano, le retitulas su plaza como Aviador Ruiz de Alda y deja de ser facha, ¡tequiarcarajo, Juan!

Que el Ayuntamiento quiera ser tan chuminosa y políticamente correcto puede hasta tener una explicación. Lo que no me explico es que la gente esté tan contenta porque la chorrada políticamente correcta de la igualdad de sexos en las cofradías haya conquistado con las nazarenas uno de los últimos bastiones de sensatez. «Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos y Nazarenas» tendrán que ponerle ahora, para no parecer fachas. Yo voy más lejos: digo que, hombre, si las mujeres pueden salir de nazarenas en el Gran Poder, ¿por qué no van a ser ordenadas sacerdotas e incluso llegar a arzobispas y a cardenalas, será por igualdad? Amigo Vallejo, como era tan progre y tan del régimen, inventó antes que nadie el Ministerio de Igualdad y lo puso en las cofradías, que tragaron todas menos tres. Pues nada, seguid así, hijos míos. Por mí como si queréis poner a la mismísima Bibiana Aído de hermana mayora en San Lorenzo.

 

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