ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Pregón de los (otros) Enganches

Luis Miguel Martín Rubio, que se escribe así y se pronuncia Luismi tanto en la Córdoba de Cajasur como en la Sevilla de los cines Nervión Plaza y de Urende, hijo adoptivo de la lanzadera del Ave como baranda óptimo y máximo del Grupo Sánchez Ramade, da hoy el X Pregón de Caballos y Enganches, al que auguro un gran éxito. Espero que el Pregón de los Enganches sea un pregón de toda la vida, de míralos qué bonitos vienen con sus borlajes y atalajes. Un pregón de los que espera la gente que va a los pregones. Un pregón que, un suponer, diga que Ferias habrá, pero como la que tú montas, Rosamar, ninguna. Un pregón donde manzanilla rime con Sevilla, mantilla y banderilla, Pascual González puro de oliva, ya que la Feria no ha tenido nunca su Rodríguez Buzón, por más que Enriqueta Vila haya rescatado una prestigiosa y olvidada literatura sobre el Real en el facsímil de la revista que editaba su padre, el crítico Enrique Vila, el de «El Toreo» de Radio Sevilla, aquello de: «Y vamos al intermedio,/y para animar la espera/¡suenen las notas juncales/de la música torera!». Óle.

De eso, de óle, será el pregón de Luismi. No vaya a resultar que lo haga según las nuevas modas del género, y en vez de hablar de los enganches de toda la vida y de los caballistas de siempre se ponga a decir gloria bendita literaria de muchísima hondura y gran calidad sobre el Nitrato de Chile, el trigo duro, el Ford Focus y las bicicletas que alquila Sevici, y que él no pone un pie en la Feria, que lo suyo de verdad es el Betis. Aunque sin quitarle mérito a Luismi ni al éxito que le deseo, quien de verdad podría dar bien el auténtico Pregón de los Enganches, ajustado a las vigentes normas de la modernidad y el progreso, es un amigo mío que entrampándose hasta las cejas acaba de comprarle un piso a su niña, que se casa en julio. Pregúntenle lo que quieran de enganches, que se lo sabe todo. De los enganches de la modernidad y el progreso. Tras no poco papeleo y con los boletines de los instaladores y los visados de la Junta en la mano, mi amigo, en el piso de su niña, monísimo, magníficamente terminado, ya ha enganchado la luz, ya ha enganchado el gas, ya ha enganchado el agua con contador individual y le falta solamente enganchar el teléfono, aunque le han dicho van el lunes sin falta, antes que nos metamos en Feria. Porque mi amigo, sevillano con guasa, aparte de darme hecho este artículo, fue quien me hizo ese Pregón de los Otros Enganches que anda pidiendo atriles:

— Pues aunque te digan que este año la Duquesa de Alba no engancha, el que está harto de enganchar soy yo. Porque, mira, en el piso que le he comprado a mi hija ya he enganchado la luz, ya he enganchado el gas, ya he enganchado el agua... ¿Será por enganches? Me deberían hacer socio de honor del Club de Enganches.

—Y la luz, ¿cómo la has enganchado?

—¿Cómo que cómo he enganchado la luz? ¿Es que hay luz enganchada a la inglesa y luz enganchada a la calesera?

— No, que si has recibido como está recibiendo Sevilla entera el aviso certificado de Sevillana Endesa para que pongas un limitador de potencia. ¿Habrá algo más de propio de los enganches de Luismi que esto del limitador de potencia de Sevillana? Había mucho aprovechado que estaba enganchado a la media potencia, y pagaba a Sevillana sólo por la media potencia, pero luego consumía a la larga. Por orden del Ministerio de Industria, se acabó enganchar a la media potencia, todos a la potencia entera, a la larga, y con un pericón delante, que es el limitador.

— Entonces, en la exhibición de mañana en la plazalostoros, ¿los enganches a la media potencia?

— Pues como Sevillana Endesa caiga en la cuenta, Jaime Ybarra y Francisco Arteaga, con todo el dolor de su corazón, no van a tener más remedio que ponerles un limitador a todos los enganches a la media potencia.
 

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