ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La Resistencia Comercial de Francos

Lo que dije: no, si yo con la calle Francos voy a echar el verano, qué tío más jartible con Francos. Pero algunos comerciantes de esa calle se me han mosqueado, porque dicen que no está muerta. Pues choquen ustedes esos cinco, señores comerciantes. A parte de la calle la han matado, que no es lo mismo. Y no precisamente la hemos matado quienes evocamos sus muy líricos pasados tiempos de esplendor. La han asesinado las grandes superficies comerciales por un lado; los hábitos de los compradores por otro, y, sobre todo, el Ayuntamiento, que la tiene tomada con el centro, al que le viene haciendo desde hace décadas toda clase de perrerías, empezando por peatonalizarlo, por quitar las paradas de autobús en la Plaza Nueva, por no permitir el acceso hasta La Encarnación y por echarle las siete llaves que pedía Joaquín Costa para el sepulcro del Cid.

No se me mosqueen, pues, señores comerciantes de Francos. ¿Cómo voy a estar en contra de la calle? Primero, porque soy hijo del gremio, y de mi generación en la familia soy el único Burgos sin tienda abierta en Sevilla. Lo dije bien clarito y lo repito ahora: «Unos pocos y admirables comerciantes, desafiando a la crisis y al chirrín chirrán municipal del centro, mantienen Francos según cantaba Juanita Reina: como reliquia y tesoro».

Bueno, pues diré los nombres de estos esforzados luchadores de la Resistencia Comercial de Francos. ¿No les daban una medalla en Francia a los que habían participado en la Resistencia frente a la invasión de los nazis? Pues es para darles una medalla a los valientes comerciantes que resisten la invasión del Cortinglés, de Carrefour y del Ayuntamiento, según me relaciona don Manuel González-Velasco Calderón. Tras el nombre de cada comercio va el año de su establecimiento, así que echen solera: Casa Rodríguez (1913), Cordonería Alba (1904), Restaurante Baco (2002), Magenta (2006), Casa Ruiz (1987), Flamenco (2009), Isabel Mediavilla (2008), Sagra (2009), Que Regalo (2009), Almacenes Velasco (1930), Babachic (2009), Javier Velasco y Cia. (1937), Los Caminos de Berlanga (2008), Peletería Reyes (1916), Britaniz-Estrada (1941-1974), Corsetería Iruzubieta (1927), Corsetería Modelo (1935), Mis Ángeles (2009), Farmacia Francos (1960), Crissó (1986), El Kilo (2008), Manuela Berro (2005), Asunción Peña (2008), Jardilín (1973), Corsetería Domínguez (1990), Guantería Pino (1938), Canela Pura (1995), Nanas Infantil (2001), Raquel Terán (2001), Bar Pepa (2005), Murano Sevilla (2009), Alimentación Francos (1980) y Oliver Weber (2009).

Me dicen estos comerciantes: «Estamos vivos luchando por nuestros negocios, luchando contra este Ayuntamiento que nos maltrata y nos aísla. Estamos vivos luchando contra la crisis, con mayor o menor suerte. Estamos vivos luchando por atender lo mejor posible a nuestros clientes, especializándonos como nunca antes lo habíamos conseguido. Estamos vivos con nuestros mostradores de toda la vida y las sillas de Ikea, que la caoba está muy cara». ¡Pues a comprar en la calle Francos se ha dicho! ¡Quiero ver esas tarjetas de crédito echando humo! ¿Quién mantuvo lo contrario? Sé que están ustedes vivos, señores de la Real Maestranza del Comercio de Francos. Igual que otros lo estamos y además defendiendo lo mismo: que no se carguen el centro. Así que, total, para cuatro gatos que somos los que defendemos esta Sevilla de toda la vida, no nos vamos a matar entre nosotros...

 

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