ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Oído, cocina (de San Telmo)

Oído, cocina. Que marche una de música, maestro. Maestro Quiroga, naturalmente. Pongan música de su Romance de la Reina Mercedes, porque la letra la pongo yo, al modo de los gaditanos popurrises: «Una dalia cuidaba la Junta/en el Parque de los Montpensier,/por cocina el PP pregunta,/se han gastao lo que no sabe usted./A Madrid de patá para arriba/se marchó Chaves con sus hermanos,/y un Griñán que nadie conocía/ se va a palacio tan sevillano./Y ese grito de horror/se empe-zaba ya oír,/ cómo tira el dinero el gachó/dice la gente de Loja a Motril./Qué cocina hay en San Telmo,/qué derroche hay en Sevilla,/ se gastan pastón de euros/para hacer la ensaladilla./No sé si el menú del día/en esa cocina guisan,/que más barato saldría/que almorzaran en Oriza./Y se gastan en estores/una pasta que no veas,/con lo baratos que salen/los que venden en Ikea./Adiós, recorte del gasto,/adiós, ahorro de euros,/si tiesa está Andalucía/es que el dinero que había/lo tiraron en San Telmo.»

A mí San Telmo siempre me ha parecido una barbaridad. Empezando por su venta por la Santa Madre Iglesia, contra la que tanto luchó, y con documentados argumentos jurídicos, mi recordado calonge don Francisco Gil Delgado. La venta de San Telmo fue el pelotazo que dio Amigo Vallejo en tiempos de la Sevilla del pelotazo. ¿Usted sabe dónde fue a parar el dinero de esa venta? Pues a una inversión en un paraíso fiscal, como se ha más que publicado en las gacetas de la Sevilla del No Passsa Nada. Para vender San Telmo, la Iglesia incumplió el testamento de la Infanta Doña María Luisa, que lo legó para Seminario Diocesano, no para el gobierno del partido del aborto. Y para callar las bocas que podían reclamar la testamentaría por razones de sangre, pues la Junta cedió edificios que otro día les contaré.

Y tras esta barbaridad, la del criterio de la restauración. Si restauran Las Meninas, las sacan de brillo y les quitan la mierda, pero no les repintan encima ropas de Zara, que es más moderno. Pero si restauran un palacio romántico, hacen todas las perrerías que quieren, y le enmiendan la plana a la Historia, cargándose salones, ambientes y todo lo cargable. Ese es el fondo de San Telmo en el que hay que entrar, en la Sevilla Irreparable, en lo que ha sido alterado sin vuelta atrás posible, como el convento de Santa Clara. ¿Los dineros? Pues sí, para ese derroche hay que traer de nuevo a Raphael y darle otra medalla de Andalucía, porque, escándalo, es un escándalo. Hombre, San Telmo me parecería poco palacio si aquí tuviéramos un presidente que arrastrara a las masas enfervorecidas y que hubiera puesto a Andalucía de cine; lo merecería la dignidad del cargo. ¿Pero un palacio para un señor triste y gris al que no han elegido los andaluces, sino el dedo de ZP en Madrid? Hay hechos que no se pueden dignificar por muchos palacios de representación que se les echen.

Aunque en el disparatón del gasto hay unas partidas con las que no puedo estar más de acuerdo: las de conservación. Aquí, hasta ahora, se gastaban millonadas en restauraciones, pero ni un solo euro en conservación diaria. Así ocurrió tras la primera restauración de San Telmo con los desconchones de la fachada, que no había partidas ni para un blanqueo. Con esas partidas, nos ahorraremos una tercera restauración. San Telmo será un mamarracho perfectamente conservado. Ahora, que hablando de partidas, eso: ¡vaya partía la que gobierna Andalucía!

 

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