Yo pensaba escribir hoy sobre las apalancadas o arrecogías del remodelado Gobierno, caso único en la Historia, que, cautiva y desarmada nuestra capacidad de sorpresa, no ha asombrado a nadie. Pensaba decir que en el ejército de ZP los coroneles que cesan en el mando de un regimiento quedan degradados como comandantes de la misma unidad, pero cobrando la misma paga, trienios y masita de vestuario. Iba a comentar eso de que la gente, con tal de seguir en el poder, traga y guarda su dignidad política, aunque les rebajen el cargo. Si se tratase de dos señores, lo haría gustoso. Pero como se trata de dos señoras, de la ministra de Igual Da degradada y apalancada como secretaria de Estado de Igual Da, y de la ministra de la Vivienda, postergada y arrecogía como secretaria de Estado de la Vivienda, pues, la verdad, no me atrevo. No soy Diego Valor como para hacerlo, no me vaya a pillar por la faja la Inquisición de la Internacional Feminista. Como observaba ayer Juan Manuel de Prada, aquí la milonga de la igualdad de género y la camelancia del feminismo militante nos ha llevado a la Cuota de Esparadrapo en la Boca: hay barra libre para criticar... sólo a los hombres. Tú puedes decir, por ejemplo, que cuando ves a Rubalcaba te acuerdas de la etiqueta del Anís del Mono; pero como digas que la celebrada novela de Almudena Grandes no es para tanto, que «Inés y la alegría» es un petardo, la Brigada del Amanecer de la Internacional Feminista te llevará a la Checa de la Igualdad de Género y te fusilarán al alba, por machista. Ya digo: esparadrapo en la boca para criticar libremente al cincuenta por ciento de la población, salvo que quieras pasar por machista. Con crasa incoherencia, porque las que van tan de modernas e igualitarias aplican un principio decimonónico: «Las señoras no tienen espalda».

Por lo cual, en esta España donde se van de rositas los tahúres del Mississippi, las Mariquitas Pérez vestidas de Carlos IV, los colgamientos de catenaria, el mariposón y los tontos de los cojones que votan al PP, prefiero comentar que no ha habido una remodelación del Gobierno, sino un Jálogüin anticipado en La Moncloa. Como es un tío, no me dirán que soy machista si digo que las cejas de ZP son de Jálogüin: le pones la capa de Drácula y unos colmillos de plástico, y «ozú, qué mieo, chavó», que cantaba Imperio Argentina. ZP ha pedido a sus ministros que vayan en plan Avon Llama, dale que te pego a la comunicación. Lo que anunció Rubalcaba es estrictamente terrorífico: ZP ha ordenado a sus ministros que se conviertan en quince portavoces, quince. Quince portavoces dando vueltas por España con el disfraz de No Passsa Nada, del Vamos a Ganar y del Aquí No Hay Crisis dan mucho más miedo que la noche de los muertos vivientes y que los disfraces del horror horroroso que prepara la chavalería.

¡Menudo Jálogüin estos monstruos de la propaganda y la manipulación de puerta en puerta, como los niños con sus disfraces de brujas y caninas! La crisis no la van a solucionar, a los parados no los van a colocar, pero «comunicarán» lo que quieran: en eso son unos genios. A mí me recuerdan los moros de Regulares que Queipo de Llano montó en tres camiones y puso a dar vueltas por Sevilla para hacer creer que había llegado todo el Ejército de África. ZP ha montado a sus quince portavoces en el camión de los moros de Queipo y los ha puesto a dar vueltas por España, para que nos creamos que la crisis económica y los 4,5 millones de parados son por culpa de los fachas. Y de los machistas, claro.