ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¿Es bético Obama?

Las elecciones americanas de medio término del mandato presidencial me han reconciliado con Obama, el cabezacerillo. Desde que llegó con el cuento del envergue del «yes, we can» me planteó una casi irresoluble duda: ¿Obama es como ZP, o ZP es como Obama? Por tener, tiene Obama hasta señora tirando de avión oficial y dando vueltas por ahí. La de ZP se va a cantar ópera por los teatros europeos y con las niñas góticas a las rebajas de Londres; la de Obama, se viene a Marbella sin causa justificada, ¿sería para conocer a Julián Muñoz y a la Pantoja, porque ve todas las tardes el «Sálvame»?
Los dos, ZP y Obama, se dedicaron a lo mismo cuando llegaron al poder: a poner a sus respectivas naciones patas arriba y a cambiarlo todo con el exclusivo fin de evidenciar su mando. Obama retiró tropas, como ZP; Obama hizo demagogia con las minorías radicales, como ZP; Obama hizo con su capa un sayo, como ZP, y el que venga atrás, que arree. Pero allí en Estados Unidos, a diferencia de España, los que vinieron atrás, arreando, fueron los votantes hartos de coles y hartos de crisis económica. Y en ese día tan raro que tienen los americanos para ir a votar, que es el primer martes después del primer lunes de noviembre, le dieron el revolcón a Obama y le quitaron por el procedimiento del tirón la mayoría en la Cámara de Representantes, que es el Congreso de los Diputados de allí.
¿Y qué pasó? Pues justo lo contrario que aquí. Pasó lo que ocurrir suele en los Estados Unidos, en su real, antigua, ilustre y fervorosa democracia, que te hace sentir envidia de ese pueblo y que, viendo el patio patrio, hay veces en que te pide el cuerpo irte al consulado americano y pedir la nacionalidad de las barras y estrellas. (Mi barra, con manteca colorá; y mi Estrella, de la calle San Jacinto). Los americanos no votan por ideología, por resentimiento, por revanchismo, o por miedo a la derecha o a la izquierda, como aquí. Votan con lo que hay que votar: con la cabeza y con la cartera. Y teniendo solamente un 9,6 por ciento de paro frente a nuestro 20 por ciento, pues le han dado a Obama el revolcón del siglo (XXI), ¡toma!, por incompetente.
¿Y qué ha hecho Obama? ¿Decir que la culpa es de los republicanos, vamos, del PP, como hubiese ocurrido aquí? ¿Decir que es el ganador moral de las elecciones, como sucede en esta España donde hay siempre siete mil vencedores de las elecciones y ningún solo perdedor, porque nadie reconoce su derrota? No, el cabezacerillo ha ido y, pum, ha reconocido que se ha pegado el batacazo y que le han dado una paliza porque lo está haciendo muy mal. Igualito que aquí...
—Señal evidente de que Obama es bético, usted. Esa estética del gozo en la derrota es completamente bética.
Sí, es el manquepierdismo en la Casa Blanca. Bueno, en la Casa Blanca... y Verde. Al reconocer que ha quedado como Cagancho en Almagro, Obama ha dicho lo del «manque pierda». Pero como lo han dicho en inglés y allí no saben qué es el «manque pierda», pues las agencias lo han traducido por «paliza». Como allí no saben que «viva el Betis manque pierda» se dice «up with the Betis, though it loses», pues han puesto lo de la paliza. Igualito que aquí, que cuando hay elecciones cogen la máquina del birlibirloque y los que han perdido siempre resulta que han ganado. Y vaya pueblo el americano... Si con el 9,6 por ciento de paro le han liado a Obama lo que le han liado, ¿qué tendríamos que hacer aquí, aparte de correr a gorrazos a ZP y a todas sus castas?

 

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