ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Estadio...(Your Name Here)

Hace tiempo que no veo a Rafael Gordillo. En concreto, desde que una mañana del verano pasado nos encontramos comprando calentitos en Matalascañas. El calentero, bético, se puso tan contento al vernos juntos en su puesto que nos convidó a los dos. Como aquí en Sevilla no compro los calientes donde Gordillo, y como no sé cuándo voy a a tener el honor de encontrármelo, le mando esta razón por medio del recuadro. Sé, querido Gordillo, que te has encontrado hasta peleas de perros en las cuentas de nuestro Betis Bueno, que no nos lo merecemos. Al presidente, digo: los béticos no nos merecemos tener un mito como presidente. Por no salir de la fe verdiblanca, es como si Curro Romero fuera el presidente de la plaza de los toros: un mito en la presidencia.
Que iba diciéndote, querido Gordi, que creo que entre el del Fontanal y Oliver han dejado al Betis horroroso de números rojos. ¿Habrá algo más antibético que los números color palangana? Como esa porrada de euros del Caso Robert que o se pagan o perdemos seis puntos. Tengo la solución para poner de dulce la tesorería. La solución está en el estadio. Pasé ayer por el sagrado templo del beticismo y observé que en la fachada de La Palmera ya sólo queda la palabra «Estadio» de cuando un matatías se apropió del sagrado nombre de Heliópolis y borró el glorioso recuerdo de don Benito Villamarín Prieto. La palabra sola «Estadio» en el rótulo es toda una metáfora judicial de cómo está el Betis: ya no es de Ruiz de Lopera, pero aún no de los Béticos por el Villamarín.
Y aquí es donde se puede sacar el dinero para que paguemos todas las trampas y podamos fichar a quien queramos para cuando el año que viene estemos en Primera, que volverá a ser la División de Honor...por el honor que le hace el Betis estando en ella. Al ver tan triste y sola como Fonseca en la canción de la tuna la palabra «Estadio» y todo el frontal nominativo vacío, pensé en los carteles de toros que venden en las tiendas turísticas. Esos carteles donde dejan en blanco al tercero de la terna y ponen: «Curro Romero, El Cordobés, Su Nombre Aquí-Your Name Here-Votre Nom Ici».
Se trataría de lo mismo. Con las tecnologías que hay, poner en la parte que ahora queda libre en la rotulación del estadio uno de esos mecanismos que van cambiando la publicidad estática en las bandas de los campos de fútbol. Así, tras la palabra «Estadio» aparecería el nombre de quien pagara, como el «Your Name Here, Votre Nom Ici» de los turistas en los carteles de toros. No para siempre, sino el momento justo de hacerse una foto. Y no con el móvil, sino a cargo de un fotógrafo oficial del club. Cobrando, naturalmente. Usted, don Juan Martínez, que es bético hasta la muerte, llegaba, daba su nombre y en el cemento heliopolitano el milagro de la técnica ponía: «Estadio Juan Martínez». Y ese fotógrafo, ¡flash!: su foto de usted delante del rótulo de su campo del Betis con su nombre. ¡Marchando con la foto para Marcos Venecia! Previo pago de su importe, claro. ¿No pagaría usted gustoso 100 euros porque por un instante llevara su nombre el glorioso campo de Heliópolis? Y tacita a tacita, 100 euros a 100 euros, se juntaba así todo el dinero que le hace falta a nuestro Betis, querido Gordi. ¡Colas iba a haber para retratarse con el nombre de uno puesto al campo! ¿A que sí, Rogelio? ¿A que sí, Pepote? A don Benito Villamarín no le importará esperar en esos verdes campos del Edén de que nos habla el padre Sarmiento en sus misas de difuntos.
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