Ya es raro que, tal como está de manipuladora y sectaria, la Televisión Española y de las JONS te dé un artículo hecho. A mí me ha dado el presente, con título y todo. Verán. Daban en el telediario del domingo por la noche las noticias y, cosa rara, abrían la edición con la convención del PP en Sevilla. Y en esos faldoncillos de la pantalla donde ponen los sumarios, anunciaron textualmente: «Rajoy habla de "sed de urnas" en la convicción del PP en Sevilla».

—Ha puesto usted aquí una errata, Burgos: ha escrito «convicción» en vez de «convención».

No, la errata no es mía, fue de Televisión Española y de las JONS, ¿no le digo que me ha dado el artículo hecho, con título y todo? No he visto una errata más acertada: en tó er bebe. Lo del PP en Sevilla no ha sido una convención, sino una convicción. Una convicción de que el personal está harto de coles. Salvo que se dediquen a asesinarse entre ellos y haya más braguetas bravas que deserten, estos señores del PP parece que van a ganar. Ellos mismos están convencidos de que la gente, aunque no quiera votarlos, les echará la papeleta con tal de quitar a los otros: «Ya está bueno lo bueno».

Lo que me convenció más fehacientemente de que ellos están convencidos de que van a ganar y de que la gente está convencida de que ganarán fue la recepción «a la sociedad andaluza» que dieron en el Palacio Gótico del Alcázar, bajo los tapices de Bacarisas y de la boda de Carlos V con Isabel de Portugal. Allí pudo verse la mejor encuesta del CIS: el cambio de chaqueta. ¿Ustedes se acuerdan de lo que les conté cuando la presentación del libro de Carlos Navarro con la biografía de Zoido, que estaban allí todos los que hasta ayer por la mañana le bailaban el agua al PSOE, que los ha puesto de subvenciones hasta las cejas? Bueno, pues esos mismos pesebristas del PSOE, pero de toda Andalucía, estaban en el Alcázar, aplaudiendo a Rajoy y Arenas. Un amigo gaditano que por allí andaba me dijo la razón del chaqueterío presente:

—Es que vienen a pedir número para el «¿qué hay de lo mío?». Saben que dentro de nada tendrán que preguntarle «¿qué hay de lo mío?» a Javier Arenas y a Zoido.

Y un trincón de subvenciones, hasta ahora forofo del PSOE, le dijo a Arenas al saludarlo:

—Aquí con vosotros como siempre, Javier...

Lejos de darme asco, a mí estos chaqueteros del Alcázar me dieron mucha alegría. Los tíos se huelen como nadie quién va a ganar. Y repito, como cuando el libro de Zoido, la frase de Cervantes cuando en la batalla de Lepanto estalló la santabárbara de un navío: «Estas son las luminarias de la victoria».

Como empezamos hablando de televisión, acabo como dicen las marías cuando Jorge Javier Vázquez les acerca el micro: «¿Puedo saludar?». Pues saludo y felicito a Javier Arenas por el éxito de que la Convención de Sevilla haya sido la Convicción de Sevilla. Todo el mundo está convencido de que todo el mundo está ya convencido, a ver si me explico. Han dado una imagen de solidez, de capacidad, de confianza. El lema de Javier Arenas es para preguntar dónde hay que firmar: «La austeridad al poder». Y todo ello, además, desde Sevilla. La Convención, digo, la Convicción del PP ha tenido en Sevilla más eco mediático que si se hubiera celebrado en Madrisss, Madrisss, Madrisss. Se vinieron a Sevilla y cuando creían que iban a celebrar la convención, resulta que han celebrado la convicción general de los españoles: habrá cambio.