ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¿A cuántos mató Del Nido?

El otro día leí que el fiscal le pide 30 años de cárcel a José María del Nido, imputado judicialmente por un asunto cuyos detalles desconozco. Vaya por delante todo mi respeto a don José María del Nido, a su bufete de abogado y a sus clientes; y, en su otra vertiente de actividad, la de la pelota, toda mi consideración al Sevilla F. C. que preside y a sus socios y seguidores. Sentado lo cual, supongo que el señor Del Nido habrá cometido un crimen horrible. Es más: no sabía yo que Del Nido fuese un asesino en serie, qué calladito que se lo tenía.

Porque me pregunto: al precio que están el homicidio y el asesinato, tirados de baratos, siempre en rebajas, en esas tiendas de los veinte duros en que se han convertido los llamados tribunales de Justicia, que parece que los juzgados los han puesto los chinos, ¿a cuántos ha tenido que matar Del Nido para que el fiscal le pida treinta años de cárcel? Pues eche usted mismo las cuentas. Verá usted. Por matar con el coche a dos muchachas frente a la Torre del Oro, a no sé cuántos kilómetros por hora de velocidad temeraria, saltándose un semáforo, con el índice de alcoholemia sabe Dios cómo y encima sin carné, a un convicto le echó el juez solamente seis años de cárcel. O sea, que ha salido el gachó a tres años por criatura muerta. Cifra que veo que se repite en la lamentable sentencia contra El Cuco, que aunque él mismo había declarado lo contrario, lo han absuelto del asesinato de Marta del Castillo y lo han condenado también a tres años, pero por encubrimiento. Vamos, como si a Oswald lo hubieran absuelto por matar a Kennedy y condenado por no tener permiso de armas.

Así que tres años por cada muchacha que se mata con el coche, tres años al Cuco por el asesinato de Marta del Castillo... La Justicia parece abonada al Tendido 3, donde los capotes. ¡Menudos capotes les echa a los asesinos el sistema más que garantista del actual Código Penal!

Pero sigo con mis cuentas sobre José María del Nido. Considerando los indignantes casos anteriormente citados, si al presidente del Sevilla le piden treinta años es señal que ha matado por lo menos a diez personas. Eso: diez por tres, treinta.

Lo que pasa es que Del Nido no ha matado a nadie. Por eso le piden treinta años, que si no, con tres iba que chutaba... Es un asunto de unas minutas, de dineros, de Marbella. Nada de sangre. En Marbella, por mucho escándalo de mangoletas que hubiese, la sangre no llegó al río. Y a Del Nido le piden treinta años. Y en el Paseo Colón, ya ve usted, sí hubo sangre junto al río, en el semáforo que se saltó el que mató a las dos muchachas con el coche y que se dio a la fuga. Y en cuanto al odioso Cuco, ni te cuento. Lo ha dicho Eva Casanueva, la desolada madre de Marta del Castillo: «Matar sale barato». Y sale más barato todavía hacer desaparecer los cadáveres de las víctimas inocentes. Si me indigna que El Cuco puede que esté el Domingo de Ramos viendo las cofradías tan tranquilamente como tantos otros canis, más me hierve la sangre saber que sabe: saber que sabe dónde y cómo se deshicieron del cadáver de Marta del Castillo. Y que a pesar de eso, ni la Policía ni la Justicia le hayan sacado una sola palabra, en la lamentable trama garantista que protege a los verdugos, pero no a las víctimas. Pacheco decía que la Justicia es un cachondeo. No, es una vergüenza.

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