ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO
Aprenda
tertulianés
Como hay un Lenguaje Progre, del que Mario
Flores hasta ha publicado un diccionario con su traducción
castellana, existe también en España otro idioma que da
muchísimo prestigio social: el tertulianés. Como el francés,
el inglés o el portugués, el tertulianés es una lengua como
otra cualquiera, con sus propias normas, su vocabulario y su
gramática. A mí me gustaría una enormidad saber expresarme
en tertulianés, pero aún no soy capaz. Estoy tratando de
aprender. He buscado inútilmente un manual de "Tertulianés
para Españoles" o algo así, un Método Assimil del
tertulianés, pero no existen en el mercado editorial.
Lástima, porque yo quisiera ir por ahí por las radios y por
las televisiones, como tantos, ganándome unos jornales muy
curiosos como "analista político", profesión que, como los
duros antiguos, "es la cosa más graciosa que en mi vida he
visto yo". La vez primera que escuché lo de "analista
político", yo sabía lo que era un analista: un señor con una
bata blanca que está en un laboratorio haciendo análisis de
sangre y de orina. Y sabía lo que era la política. Y como
soy un cateto de provincias, me creí que un analista
político era un señor que se dedicaba a sacarle los lípidos
al poder y los triglicéridos a la oposición, y que le hacía
a España un hemograma completo.
Pero no. Los analistas políticos son unos señores que en las
tertulias de radio o TV proclaman con gran solemnidad las
mayores obviedades y chorradas, gracias al idioma que
hablan: el tertulianés. Ya digo que he tratado de aprenderlo
en los libros, pero me he tenido que conformar con pegar el
oído e ir anotando sus frases más comunes. Por ello puedo
ofrecerles este breve prontuario, algo así como "Aprenda
tertulianés en 10 días". Basta para ello que antes de decir
una obviedad con mucha solemnidad, antepongan un remoquete,
típico de la lengua tertuliana. He aquí un mínimo repertorio
de frases que no dicen absolutamente nada pero que a éstos
tíos les quedan del carajo de bien:
"Hasta donde yo sé".
"Visto lo visto".
"A día de hoy".
"Dicho lo cual".
"Más pronto que tarde".
"Hay un doble escenario".
"Esa opción no se compadece con...".
"Estamos hablando de..."
"Es un tema de mucho calado".
"Es un tema de largo recorrido".
"Va a ser que no".
"Es por ello que".
"Según las fuentes que manejo".
"Ese asunto depende de la deriva que tome".
"Hay que ponerlo blanco sobre negro".
"Con la que está cayendo".
Con estos remoquetes absolutamente no significantes, bien
administrados, puede usted autoconstruirse un perfecto
discurso en correctísimo tertulianés. Por ejemplo: "A día de
hoy y hasta donde yo sé, falta ponerlo blanco sobre negro,
pero es un asunto de mucho calado que va a tener un largo
recorrido, y es por ello que depende de la deriva que tome,
ya que según las fuentes que manejo y con la que está
cayendo, creo que va a ser que no".
Ah, bueno, y si al final de todo hace un descenso a Arniches
o a la Verbena de la Paloma, queda ya redondo. En perfecto
tertulianés, esas camelancias de las solemnes obviedades
conviene rematarlas con un: "Macho, que te han pillao con el
carrito del helao".
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