ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO
¡Peligro, veladores!
Santiago Amón decía que en España no cabe un
tonto más, y en Sevilla, entre la Ley Antitabaco y las
peatonalizaciones, no cabe un velador más. Pasé la otra
tarde por el final de Santa María la Blanca, por ese trozo
de calle al que han quitado el carácter de tal al ponerle
oficialmente "Puerta de la Carne" y comprobé lo que vengo
sospechando: Sevilla ya no es la Ciudad de las Personas, es
la Ciudad de los Veladores. Allí en Santa María la Blanca,
desde la freiduría de la esquina de Cano y Cueto y hasta la
misma acera de la Ronda, y en la otra acera, donde la
antigua betunería y el viejo Banco de Bilbao tomado por la
invasión china y nipona que sufre Sevilla, veladores a un
lado y a otro. Pero no unos veladores sueltos, así tres o
cuatro, como siempre se pusieron a la puerta de los bares,
no. Veladores en orden cerrado de batallón, de nueve en
fondo, formando amplias terrazas como de paseo marítimo.
Sevilla es ya "Velador de veladores y todo velador", como el
"Vanidad de vanidades y todo vanidad", pero con cuatro
butacas alrededor. Veladores cogiendo casi toda la acera, y
dejando un pasillito estrecho, estrecho, estrecho, al lado
de ambas paredes de la calle.
Pasé luego por General Polavieja, antigua calle Manteros, y
me encontré con lo mismo: veladores a ambos lados de la
calle. General Polavieja tenía antes una sola fila de
veladores, donde por la mañana había tratantes de ganado y
corredores de fincas, y a mediodía se sentaban esos turistas
que a las 12 de la mañana ya están tomándose en la calle su
pedazo de paella y su sangría, pues creen que es lo clásico
que almorzamos los sevillanos, paella con sangría. Los
veladores, por lo visto, son más prolíficos que las conejas,
y hacen crías por las noches. Y donde antes sólo había una
sola fila de veladores, como allí en General Polavieja,
ahora hay dos. Que dejan para los peatones sólo un
estrechísimo pasillito por el centro de la calle.
Y en ambos dos extremos de Sevilla me hice la misma
pregunta: ¿qué va a pasar aquí cuando llegue la Semana Santa
como no quiten los veladores? ¿Qué va a pasar en la Puerta
de la Carne el Miércoles Santo a prima tarde, cuando venga
la de San Bernardo por el puente y los que la acompañan y
los que quieren ver al Cristo de la Salud y a la Virgen del
Refugio se encuentren con que en Santa María la Blanca hay
tantos veladores en las aceras que por allí no hay quien
pase? Vamos, puro Rodríguez Buzón: "Viene por el velador/y
por el velador no cabe".
¿Y en General Polavieja? ¿Se imaginan la calle a hora de
paso de cofradías por la carrera oficial, en esos momentos
en que, además, va otra hacia La Campana o de regreso por la
calle Tetuán y la gente corta por allí? ¿Se imaginan el
tapón de gente que va a haber en General Polavieja con los
dichosos veladores? Y quien dice en General Polavieja dice
en Joaquín Guichot y en tantas y tantas calles del centro.
Los tapones humanos de años pasados con las puñeteras
sillitas plegables que no te dejan dar un paso para ver las
cofradías pueden ser esta Semana Santa de pesadilla con los
veladores. Con la invasión por parte de los veladores de
todo espacio libre en cualquier acera. Veladores más
sillitas pueden ser un cóctel explosivo. Como que después de
lo que han pagado al Ayuntamiento por las terrazas de la
peatonalización, yo creo que esta Semana Santa los bares no
van a querer quitar ni las mesas de la Avenida del Velador
(antigua de la Constitución) para poner las sillas de la
carrera oficial.
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