ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO
Los
Pilatos
Está ya admitido, y es un nuevo tópico, que
Sevilla es una ciudad dual por barroca o barroca por dual.
Frente a una Sevilla apolíneo hay siempre otra dionisíaca,
Giralda frente a Torre del Oro, Joselito frente a Belmonte,
Caracol frente a Mairena, incluso la Maestranza frente al
Maestranza. Sevilla necesita lo dual. Sus Patronas son
duales: Santas Justa y Rufina. A ser posible representadas a
ambos lados de la Giralda para alentar la hermosa leyenda
milagrosa, que gracias a ellas no se derrumbó la torre mayor
cuando el terremoto de Lisboa de 1755. Esas representaciones
duales son características de la simbología sevillana. Para
mí que las Santas Patronas son la humanización santificada
de las dos jarras de azucenas que escoltan la Giralda en el
escudo del Cabildo Metropolitano, que se repite por toda
Andalucía en tantas casas rectorales, cillas, parroquias y
hospitales que fueron del Arzobispado de Sevilla.
Y en la Alameda, los Hércules. Así, en plural. Por la
dualidad sevillana. El sevillano no admite que en la
ordenación de aquel paseo por el Conde de Barajas se
pusieran sobre sendos fustes romanos las esculturas de
Hércules y Julio César, que son la leyenda de la lápida de
la Puerta Jerez hecha estatuas: "Hércules me fundó,/Julio
César me cercó/de muros y torres altas..." Para el
sevillano, los de las columnas de La Alameda son Los
Hércules, siempre en plural, y a Julio César que le vayan
dando, que aquí no admitimos más César que al capitán de los
armaos.
Hoy, que es Martes Santo y que sale el Pilatos que dicen que
es el más guapo, el de La Calzada, el de la Presentación de
Jesús al Pueblo, es buen día para pensar en la dualidad
sevillana del gobernador de Judea. Ha entrado la moda de
escribir su nombre en singular. A Pilatos, al sevillanísimo
Pilatos, le han quitado la ese final de su apellido como
Carmen Chacón se quita la ene final de su nombre. Doctores
tiene la Filología que lo sabrán explicar, pero a mí Pilato
en singular no me suena. No por nada: no porque sea más
exacta la otra versión, con ese, en cuanto castellanización
del latino Pontius Pilatus, sino porque Pilatos, en Sevilla,
de ninguna de las maneras puede ser singular. Hombre, si
sólo saliera el Pilatos de San Benito, o si sólo saliera el
Pilatos de la Macarena, a lo mejor. Pero teniendo dos
Pilatos como Sevilla tiene, el que le presenta a Jesús al
pueblo de Sevilla en La Calzada, y le dice: "Mira, Cristo,
qué pedazo de pueblo tengo, la Semana Santa que tienen
organizada en tu honor..." Teniendo Sevilla este Pilatos del
Martes Santo, y el otro, el de la palangana y del Arco, dos
Pilatos por falta de uno, ¿cómo va a ser Pilato en singular,
que eso de Pilato, además, suena a Pila Er Pato?
A Pilatos lo llamamos como siempre se le dijo porque aquí
tiene Casa. Está históricamente probado que la Casa de
Pilatos es la que el gachó se hizo para venir todos los años
a pasar aquí la Semana Santa, porque no encontraba cuarto en
el Alfonso XIII, los tenía todos cogidos el Ayuntamiento y
la Junta, y el hombre estaba ya hasta el flequillo de tener
que irse a una pensión. Y es que, además, aunque trabajara
en Jerusalén, Pilatos era sevillano. Pilatos tiene una plaza
a su nombre porque es sevillano, en plan Pilar Bardem. Lo ha
demostrado Micer Francisco Robles. Un tío que le llevan a
Jesús y que dice que a él no lo metan en líos, que él no
quiere saber nada, que después todo se sabe, y que demasiado
tiene con lo que tiene, y que se acaba lavando las manos,
¿de dónde va a ser, sino de Sevilla? La duda única duda que
queda es saber si Pilatos era de La Calzada o si nació a un
naranjazo del Arco.
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Biografía de Antonio Burgos