ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


¡Que viene Torrijos!

La pugna política entre la derecha y la izquierda siempre es desigual. O al menos, con armas desiguales. Es como si está un señor con un florete en la mano para empezar un combate de esgrima conforme a las reglas del código del honor, y llega un tío con una navaja cachicuerna en una mano y una manta reliada en la otra, y se lía a pegarle puñaladas traperas al de los principios caballerescos. Así suele ocurrir entre la derecha y la izquierda, y salta a la vista más especialmente en campaña electoral, siendo el señor del florete y de la caballeresca esgrima la derecha, y la izquierda, la del navajeo. Digo esto porque en estos días finales de la campaña, cada vez se oye más un grito de amenaza que lanzan la izquierda y sus terminales mediáticas y demás aparatos del Régimen:

—¡Que viene la derecha!

Y en estricta aplicación de mi fábula del florete y la navaja, no hay nadie de la derecha que salte y replique:

—Bueno, sí, ¿y qué? Claro que viene la derecha... ¿Pasa algo? ¡Ojalá venga!

La derecha nunca tendrá esa superioridad moral que se otorga incomprensiblemente a sí misma la izquierda. Entre otras cosas, porque la derecha tiene moral, vergüenza y principios. Y nunca le planta cara a los del navajeo con sus mismas armas: siguen con el florete y el código caballeresco. Con lo que los otros se crecen. Ya no sólo dicen «que viene la derecha», sino que añaden que será «la derecha de la derecha».

Pienso todo esto sobre la campaña en Sevilla. Esta es la hora en que esa derecha que no abre la boca cuando les dicen a los jubilados que si gana el PP les quitan las pensiones no ha dicho tampoco esta boca es mía ante la antidemocrática amenaza por el probable y más que deseable cambio político del 22 de mayo. Si guardaran el florete y cogieran como ellos la navaja, tendrían que decir a sus votantes:

—¡Que sigue la izquierda!

El PP le debería decir a sus votantes y simpatizantes, a sus partidarios y a los indecisos, tibios, descreídos y abstencionistas hartos de coles:

—¡Que viene Torrijos!

Porque eso es lo que nos espera como no gane Zoido por mayoría absoluta: que siga un estalinista de virtual alcalde, mandando en el Ayuntamiento más que nadie gracias al pacto. Si Zoido no saca mayoría absoluta no sólo nos esperan cuatro años más del pacto de perdedores cargándose lo poquito de Sevilla que aún no han destruido, sino la amenaza de Torrijos como alcalde.

—Eso es muy fuerte, Torrijos de alcalde, usted...

Pues es lo que anuncian y lo que él mismo ha firmado en una porra electoral en la competencia. Como le ha cogido gusto a tener por la entrepierna al alcalde y a destruir Sevilla a su antojo, quiere dos años de sillón de alcalde como mínimo y como condición para firmar el pacto con el perdedor Espadas. Así que ya lo saben: a votar, que viene Torrijos. Ah, y si no saben dónde tienen que ir a votar, llamen al 901 101 900, maravilloso teléfono de la Oficina Central del Censo Electoral. Allí, dando su DNI a la operadora que contesta, amablemente le dice dónde tiene que votar usted: en qué colegio electoral, en qué sección y en qué mesa. El «¡Que viene Torrijos!» debe resonar entre los votantes de Sevilla como aquella voz del tendido de sol que cuando un torero flaqueaba, le decía:

—¡Que viene Manili!

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