La calle Francos es peatonal desde tiempos de Rege Carolo. ¿Y usted ha oído que alguien se haya tenido que tirar de cabeza a un portal para evitar que lo atropellara un pesetero en la calle Francos, porque se había desbocado el caballo? Pues esto es lo que pasó la otra mañana con un caballo desbocado en la Avenida peatonal. Señal más que evidente de que la peatonalización de la Avenida es la gran mentira que nos deja el Ayuntamiento que se va. Si de verdad fuera peatonal, como vendieron los que se han cargado sistemáticamente a Sevilla durante estos doce años, por la Avenida no pasaban coches de caballos, ni tranvías, ni bicicletas. La Avenida es la única calle peatonal del mundo donde si no te pilla un tranvía, te coge un ciclista o te arrolla el desbocado caballo de un coche de punto. ¡Tequiyá con la Avenida peatonal, Monteseirín!

Aunque habré de decir con mucho tiento este sevillanísimo «tequiyá». Nuestro «tequiyá» es, literalmente, «¿te quieres ir ya?». Y ese es el problema de Monteseirín: que no se quiere ir ya. Ni ya ni nunca. Y como no se quiere ir ni ya ni nunca, apura el cargo como si quisiera parar el reloj de la Plaza Nueva. ¿Recuerdan el bolero, «Reloj no marques las horas»? Pues se lo canta Monteseirín al reloj del Ayuntamiento: «Reloj, no marques las horas/porque tengo que coger/los papeles de la Pelli,/por cojones se va a hacer./Reloj, detén tu camino,/porque los llevo a la Unesco,/y antes que yo deje el cargo/el rascacielos está hecho».

Aquí se desboca todo últimamente. Se desbocan los caballos de los peseteros y se desbocan los alcaldes en funciones. Este alcalde en funciones no quiere ir a la toma de posesión de su sucesor Zoido a entregarle el bastón, después que se ha hartado de darle la vara, llamándole últimamente carca y pijo, pero sí va a París para la toma del frasco de todos los sevillanos que nos oponemos a la Torre Pelli y que firmamos manque sea con el dedo el manifiesto del «Túmbala». El alcalde en funciones (en funciones de tarde y noche), con su dinerito y el mío, aunque los sevillanos, con 166.040 votos, lo han echado a él, a su sucesor y a su partido, se ha ido a París, oh, lá, lá, a entregar en la Unesco unos papeles mojadísimos sobre la Torre Pelli, redactados por paniaguados del pesebre del Régimen, para que Zoido tenga que tragar con un rascacielos que no hace falta ninguna, porque al cielo de Sevilla no le pica nada para que le rasquen, como dijo una vez el Rey Don Alfonso XIII y porque además hay oficinas vacías para dar y regalar, ¿a qué levantar un rascacielos con más oficinas?

Lo del alcalde en funciones yéndose a la Unesco con el trágala de la Torre Pelli e hipotecando un inmediato futuro municipal que ya no le pertenece, es una falta de respeto a las urnas. Es usar esos 166.040 votos como si fueran del papel que anuncia el perrito simpático. Usted, en funciones, lo único que tiene que asegurar es que funcionen los semáforos, circulen los autobuses, salga el agua de los grifos y recojan la basura, y dejarse de ir a París para impedir que Zoido, como ha anunciado, detenga el mamarracho inútil e innecesario de la Torre Pelli. Todo lo demás es meterse en contramano, como el caballo desbocado. ¡Tequiyá, Monteseirín! Pero, nada, no se quiere ir... ¿Estará pegado al sillón con loctite?