ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La media papa

DICEN los que saben del toreo que hay veces en que una media verónica vale por tres enteras.

 —Sobre todo si es de las que daba Curro Romero...

Hombre, eso ni se duda. Por algo que está por estudiar en la Facultad de Matemáticas de la Universidad Hispalense, que es el sistema aritmético sevillano. ¿No existe el sistema métrico decimal? Pues lo mismo existe el sistema métrico sevillano. Sevilla es el único lugar del mundo donde no sé si dos y dos son todavía cuatro, pero de momento los seises son diez y no doce, que sería la hipotética suma de seis más seis. Lo de la media verónica queda dicho según la Biblia del Currismo: si la da Romero, la media verónica vale más que una verónica entera. Y por no salir de los toros, en cuanto a las estocadas, igual: hay medias estocadas en el mismísimo hoyo de las agujas que valen más que una entera y por sí solas una orejita. Por no hablar de la medida áurea del tapeo, de su proporción exacta: la media ración. Pedir una ración en una barra es de ansiosos; pedir media, de sibaritas tela elegantes.

El sistema métrico sevillano tiene su correspondiente alcoholímetro, sin relación alguna con el aparatito que te hace soplar la Guardia Civil, con el recochineo siempre de ponerle un canuto nuevo, para que no digas que no quieres chupar lo que ha babeado antes uno que iba pasado de maracas. Punto en el cual la Guardia Civil de Tráfico, cuando te da a soplar el alcoholímetro tras ponerle el pitorro nuevo que sacan de su fundita de plástico, debería decir como El Loco de la Colina cuando dio el pregón del Carnaval de Cádiz:

 —Aquí hay que mamar.

Y hay que mamar también en el alcoholímetro del sistema métrico sevillano, que debería ser homologado por la Dirección General de Tráfico:   —¿Cogió el coche Manolo para volver a su casa?

—Él quería cogerlo, pero no lo dejamos, porque estaba puestecito.

 —¿Qué, tenía una tajá como un mulo?

—No, media papa muy simpática...

¿Usted no ve? Ese es el alcoholímetro del sistema métrico sevillano. Como la media verónica, la media papa es cuestión de arte. La media papa es la unidad perfecta, la proporción áurea de consumo etílico. Yo he conocido, en Feria o fuera de ella, a sevillanos con una media papa que la llevaban con más clase y dignidad que su título el mismísimo Duque de Windsor. ¿Hay algo más elegante de llevar que una media papa? La media papa es perfecta como un palio de cajón, apolínea como la Venus de Itálica. ¿Por qué es tan perfecta la media papa? ¿Por lo de papa? No, por lo de media. Una papa pasada de canon se convierte en tajá, y ahí nos salimos ya del sistema métrico sevillano para entrar en la zoología; pues igual que la papa suele ser calificada de simpática, la tajá llevar suele aparejada una comparación zoológica: «Cogió una tajá como un mulo». Lo que nunca he acabado de entender, porque ni los mulos beben nada que no sea agua, ni los mulos son Tintorettos (como dice Juan Luis de Tarifa, experto en papas), ni ná de ná. Y dónde va a parar la media papa con otras medidas de carpintería aplicadas al exceso de consumo etílico, como el tablón. ¿Qué tendrán que ver las papas con exceso de trapío con los tableros que te cortan a medida en Leroy Merlin? La media papa no admite otra calificación que su simpatía. Como la media que daba Curro. Total, es cuestión de elegancia y de armonía.

 

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