YO sabía que existían antaño maricones de almanaque, como se llamaba en Sevilla a los más escandalosos y orgullosos de su condición, que no habían necesitado ni a Muebles Matamoros ni a Muebles Rodri para salir del armario con todo esplendor y gloria. Pero no sabía que ahora, después de treinta y tantos años de autonomía gobernada por el Partido del Progreso que ahora se disfraza como el del Cambio, hubiese tópicos de almanaque. Perpetuaciones de la peor Andalucía de pandereta, de charanga machadiana, de arsa y olé. Y existen. Y nadie dice nada de ellos. No Passssa Nada.
El almanaque de los tópicos al que referirme quiero es el mismo donde viene la malhadada fotografía de la tía en pelotas con la mantilla por lo alto en el interior de la ermita de Gerena, ante la Virgen de la Encarnación. Aparte de la ofensa a Dios, a su Madre y a los creyentes, el almanaque es también una burla de Andalucía y de los andaluces. De la peor Andalucía. Una Andalucía de tópicos de españoladas peliculeras. Sí, desde la modernidad, el joío Paquito el Chocolatero alemán (que será Franz Der Chokoladeren o algo así) ha logrado perpetuar en las fotos de la gachí en cueros vivos los más lamentables topicazos andaluces: el cortijo, el torero, el cante, la mantilla, el flamenco y el arsitoma pastillas de goma que son pá la tos. Esta tía, no contenta con desnudarse ante la Madre de Dios, se ha despelotado en el interior de las más ilustres casas y cortijos de Sevilla, enseñando sus carnes morenas siempre desde un tópico, ora un traje corto, ora un sombrero de alancha, ora un traje de flamenca, ora un mantón de Manila.
Por ejemplo: la foto de los zahones. Una de las fotos donde la tía viene en cueritatis está hecha en un cortijo, sobre un fondo de olivar. Lleva la rienda de un caballo tordo en la mano y cubre su cabeza con un sombrero de alancha color canelita. Y lleva algo tan propio para montar a caballo como unos zahones. Yo he visto zahones muy bien llevados, ¿qué digo yo?, a la Duquesa de Santoña paseando a caballo por la Feria; a Cayetana de Alba cuando Conchita Cintrón le dio la alternativa como rejoneadora en la placita de tientas de El Esparragal. Recuerdo la foto de Fernando Villalón con zahones cada vez que veo ceñir los camperos cueros a Ángel y a Rafael Peralta, a Fermincito Bohórquez, a Álvaro Domecq. Pero la forma de llevar los zahones de esta tía del almanaque no la he visto nunca: ¡con el culo fuera! ¿Quién le habrá dado lecciones para ponérselos? Porque tiene que ser tela de difícil ceñirse unos zahones y dejarse el culo fuera...
«Cada cual es dueño de su culo y puede organizar con él los espectáculos que tenga por conveniente», decía el olvidado Manuel Alonso Vicedo. Desde luego. Pero esta señora, con su culo y con sus poatrines desnudas organiza el espectáculo a costa de Andalucía, insistiendo en los más tristes tópicos. Si ven el almanaque completo, comprobarán que se despelota con un sombrero calañés, ante un burladero, en un patio de columnas. O ante un zócalo de azulejos, ataviada con un traje tan ritual, serio y casi litúrgico como el vestido de torear, pero sin camisa de chorreras, ¡para poder enseñar pechuga! Todo así. Igual que dije que no hay co...nocimiento para retratar a esta tía en pelotas dentro de la mezquita de Rabat, digo que tampoco los hay para hacerla desnudarse donde los morroscos vascos arrastran sus piedras o donde los castelleses catalanes forman sus torres humanas. No, el tópico, para esta Andalucía en la que, encima, dice Griñán que él es el cambio, y donde en 30 años no han logrado cambiar su triste papel de criada de los tópicos de España, como cantaba Pepe Suero.