ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Romance de la calle San Fernando

El Pali, mi ahijado El Pali, al que saqué de pila como El Trovador de Sevilla, cantaba aquella sevillana histórica de:
Ya no pasan cigarreras,
por la calle San Fernando
con flores en la cabeza
y los mantones bordados.

Si El Pali viviera, tendría que cambiar urgentemente la letra de su sevillana. Y convertirla en un romance que dijera chispa más o menos así:
"Ya no pasan cigarreras/por la calle San Fernando,/ahora pasan los ciclistas/que todo van arrollando/con las bicis alquiladas/que a mí me causan espanto./Ahora pasan los tranvías/con su campana tocando,/la campana que recuerda/la tarde del Viernes Santo/cuando llega La Mortaja/y el muñidor va anunciando/con esa esquilita fúnebre/que al Señor van a enterrarlo/con dieciocho ciriales/y veinte curas cantando,/cantando su gorigori/ por delante de los palcos./Ahora, niña, no hay quien pase/por la calle San Fernando/ni aunque vengas del Oriza/o vengas de los Juzgados/, aunque seas estudiante,/aunque seas abogado,/aunque seas el rector y salgas del Rectorado,/cargo que por cierto creo/que ya ha cambiado de manos/y han puesto a uno al que llaman,/al que llaman Arellano./Ahora, niña, no hay quien pase/por la calle San Fernando,/ni aunque seas un turista/ que va al hotel reformado,/al Hotel Alfonso Trece/que acaban de inaugurarlo/y que miedo me da verlo,/que miedo me da mirarlo,/a saber lo que habrán hecho/allí los italianos,/que han soltado a Montaner suelto,/y Montaner no es Espiau./Aunque hayan hecho suítes/que puedan correr caballos/me temo que en Bar Laredo/ me lo hayan transformado.
"Ya no pasan cigarreras/y ya no pasa ni El Tato,/que con tantos veladores/y sillas como han plantado/ya no ha sitio de pasar/si caminas hacia el Prado/o a la Puerta de Jerez/si es en sentido contrario./Te encuentras junto a las casas/veladores a puñados,/mesas donde los turistas/su paella están cenando/a las cinco de la tarde,/¿serán estos guiris raros?,/y donde está el estudiante/a su güifi conectado/con el ordenata abierto/tuiteando, tuiteando,/o mandando mensajitos/por el Guasap del teclado./O sea: junto a la acera/ no hay forma de dar un paso,/¡me cago en los veladores/ y en la Ley Antitabaco!
"Y hacia el centro de la calle/es peor, más arriesgado./Por allí va el carril bici que dejó como legado/el Tío de la Cachimba,/ el que salió retratado/pegándose un homenaje/de mariscos de los caros./ Te lo dicen las tachuelas/del suelo claveteado,/que es territorio comanche/al ciclista reservado/y que quien no vaya en bici/no puede allí dar un paso./ ¿Te vas por centro, pues?/Ni se te ocurra, ¡cuidado!/ Por ahí llega el tranvía/ que viene de San Bernardo/y el que va a la Plaza Nueva,/gratis para el jubilado/que se harta de dar vueltas/sin que le cueste un ochavo./ Si caminas por el centro/de la calle San Fernando/puede cogerte el tranvía,/pues sus vías vas pisando.
"Y después dicen algunos/que está peatonalizado/este espacio al Santo Rey/por Sevilla dedicado./ Si no puede el peatón/caminar por ningún lado:/con el velador tropieza,/la bici lo va arrollando,/si no lo coge el tranvía/o el tirón le da un rumano...
"Ya no pasan cigarreras/por la calle San Fernando...". ¿Pues cómo van a pasar?/Pali, ¿qué me estás contando?/ Tanto valor hay que echarle/con los riesgos que he explicado/que te dan la Laureada,/la medalla del Rey Santo,/si le echas dos cojones/y pasas por San Fernando"

 

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