ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Silencio verde

   Quieren algunos que la calle Tetuán y la calle Velázquez se conviertan en carrera oficial, porque caben más sillas que en Sierpes y así el Consejo se embolsica más parné. Ambas calles ya son carrera oficial: la carrera oficial de las ONG mendicantes. Todos los propagandistas de las ONG te paran en Tetuán o en Velázquez, preguntándote si tienes un minuto para la Cruz Roja, para Unicef, para Greenpeace o para Hipócritas sin Fronteras, la ONG que no existe, porque si existiera habría que apuntar en ella a media Sevilla, la ciudad falsa y crudelísima. A mí me pararon las muchachas de Greenpeace en la esquina de Velázquez con Pedro Caravaca. La Jefa de mi Casa Civil había entrado en Bershka y servidor estaba en el jubileo de la pestaña: te quedas a la puerta de una tienda en una calle del centro y es como un coche parado. Y se me acercaron las muchachas de Greenpeace, con sus acreditaciones y cartapacios. Pensé:
-- Hombre, menos mal que Greenpeace ha mirado al cielo de Sevilla, ha visto la Torre Pelli asomándose al Puente de Triana, asomándose a la Plaza de los Toros, asomándose a la Catedral y asomándose a la poca vergüenza que hay aquí, que No Passssa Nada, y estas señoritas están pidiendo firmas contra el regalito que nos va a dejar Pulido...
Já, já, poleá... ¡Qué Torre Pelli ni qué niño muerto! Las dos muchachas de Greenpeace, tan preocupadísimas por el medio ambiente, no sabían qué era la Torre Pelli. Les dije:
-- ¿Son ustedes de Greenpeace? Pues a ver si hacen esas protestas que acostumbran, escalan la Torre Pelli y despliegan esas pancartas amarillas que ponen ustedes en los barcos balleneros, para que se entere la Humanidad del crimen de lesa estética que están cometiendo en el cielo de Sevilla...
Y la muchacha, con una cara de extrañeza bastante descriptible, me dijo:
-- ¿Qué es la Torre Pelli?
Se lo expliqué breve y urgentemente. A lo que una compañera de la propagandista se acercó con una postal en la mano y señalándomela me dijo:
-- Es que nosotras estamos en esta campaña contra el Hotel del Algarrobico, que lo tienen que derribar porque está en un parque natural, y contra el dragado del Guadalquivir. Lo que usted dice lo tienen que decidir en Madrid, donde programan las campañas. Si quiere, le doy el correo electrónico y les escribe.
Es lo que estoy haciendo, y sin correo electrónico: por el correo de ABC, que es mucho más efectivo. ¿Pero Greenpeace, qué es? ¿Una organización ecologista o una multinacional de vaya usted a saber qué intereses? ¿Cómo tienen cara de pedir firmas y ayudas en pleno centro de Sevilla contra el hotel del Algarrobico (que a los sevillanos nos importa un carajo), o contra el dragado del Guadalquivir (para hacernos la puñeta y que no puedan subir por el río los cruceros turísticos que dejan dinero y los barcos que dan actividad al muelle) y están callados como hetairas ante el atentado ecológico de la Torre Pelli? ¿Dónde están los ecologistas con carné ante este crimen contra Sevilla que nadie detiene? ¿Dónde los ecologistas valientes que protesten y desplieguen una pancarta en el lugar del crimen visual? ¿Dónde está Izquierda Unida-Los Verdes? Se habla del impresionante Silencio Verde de la Esperanza Macarena. ¡Pues anda que el silencio verde lamentable de los ecologistas de plantilla ante la Torre Pelli! Nada, vamos a tener que decir que Sevilla es una ballena, una foca o un lince, para que los ecologistas profesionales quieran tumbar la Torre Pelli. Para la Greenpeace del Algarrobico y del dragado del río, No Passsa Nada con la Torre Pelli.


 

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