ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Soledad

  Decir Soraya a secas es más complicado. Cuando creíamos que diciendo Soraya nos referíamos exclusivamente a la señora Sáez de Santamaría, el PSOE se sacó de la manga su Soraya particular, Soraya Rodríguez, también de Valladolid. No creo que ocurra igual con Soledad. A esta Soledad que dices su solo nombre y no hay confusión posible la han nombrado "La Defensora del Pueblo": ahora que estamos en los fastos gaditanos de 1812, ¿a que suena a nombre de fragata de la batalla de Trafalgar?
No sé si Soledad fue la primera de la clase cuando estudiante. Mejor. Ha sido la primera ya estudiada. Sin presumir de feminismo ni de cuotas, sin pertenecer a sindicato de género o a mafia de sexo alguno, ¿como les diría yo? ¿Ustedes se acuerdan de lo del hombre en la Luna? Bueno, pues lo de Soledad ha sido igual, pero en mujer y sin Luna. Fue la primera mujer ministra en la democracia que nos trajo Don Juan Carlos: titular de la cartera (y de los donuts del escudo de la UCD) de Cultura, en el Gobierno de Calvo Sotelo. Antes había sido la primera mujer que encabezó una lista electoral por Sevilla, cuando salió diputada por la UCD. Fue luego la primera mujer secretaria del Congreso de los Diputados, en cuya mesa estaba sentada la tarde que entró Tejero pegando tiros, y que era más horror todavía cuando Soledad lo contaba repitiendo su frase más famosa, su frase multiusos, que es como una navaja suiza que lo mismo expresa su indignación que su ira, su enojo que su desencanto, pero todo con la intensidad marca de la casa:-
-- ¡Qué horror, qué horror!
Soledad fue también la primera mujer alcaldesa de Sevilla, ciudad que puso de dulce, como aún se recuerda. Y ahora, la fragata de 1812: "La Defensora del Pueblo". Yo me alegro por el Pueblo. La mejor forma que vamos a tener para saber que los otros 17 defensores autonómicos del pueblo, 17, son completamente superfluos y prescindibles será cuando Soledad empiece a ejercer y a prestigiar la institución con las mismas armas que usó en Cultura o en la Alcaldía de Sevilla: tenacidad, constancia, firmeza, tesón, perseverancia. No le arriendo yo las ganancias a los ofensores cuando Soledad defienda al pueblo. Ya digo: demostrará que con una Defensora del Pueblo tan efectiva, capaz y trabajadora como ella sobran los 17 defensores autonómicos de la Señorita Pepis,17.
Soledad es, además, demócrata de toda la vida. Desde la Dictadura, que es cuando tenía mérito. No estuvo en el PCE o en el Partido Comunista Chino, como tantos universitarios hijos de papá y revolucionarios del 68 de porro, trenka y pantalón de pana y campana. Soledad se inició en la política en la entonces llamada clandestinidad, pero en un partido democrático y de derechas, frente a los estalinismos disfrazados de eurocomunismo que se estilaban. Soledad estaba al lado de Joaquín Garrigues Walker en la construcción de un modelo liberal de democracia para España cuando había que hacerlo, en plena dictadura, con la Brigada Social pinchando teléfonos y deteniendo gente, y con el Tribunal de Orden Público condenando por propaganda ilegal. En el Grupo Libra y luego en el Partido Demócrata Liberal, cuando la derecha sevillana estaba encantada de haberse conocido poderosa con el franquismo, Soledad se puso junto a la partida de rojos que luchaban por las libertades. Soledad, por el Partido Demócrata Liberal, corrió de verdad delante de los grises pidiendo para España libertad. Esa libertad ahora tan amenazada por la dictadura de lo políticamente correcto, qué horror, qué horror, que habrás de defenderle al pueblo, Soledad, con la misma ilusión de entonces. (Se me olvidaba decir que esta Soledad es Soledad Becerril. Pero no hace falta ponerlo.)



 

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