Cuando
Juan José Padilla actuó triunfalmente ante sus partidarios
de las peñas en la Feria de San Fermín, los tendidos de sol
se llenaron de banderas piratas y de tíos con un parche de
guardarropía en el ojo, al modo filibustero de los corsarios
del Caribe. Les faltó tener en la mano el anzuelo gigante
del Capitán Garfio. Y al final, cuando cortó oreja y tocó
pelo, los piratas pamploneses le tiraron al ruedo a Padilla
la bandera pirata al pasar ante ellos dando la clamorosa
vuelta al ruedo. Bandera que Padilla mandó que la pusieran
en el cochecuadrillas para llevársela a su tierra jerezana y
ponerla como un trofeo más en su vitrina. Todo era la
identificación del ídolo con sus adoradores, la veneración
del santo por la peana. Desde el cornalón de Zaragoza el
animoso Padilla, digno de todo elogio, anda por el toreo con
un parche como de pirata tapándole el ojo que le estropeó el
toro. Los mozos de Pamplona, disfrazándose de piratas, le
daban la vuelta a la desgracia y glorificaban el ánimo del
torero, que se está haciendo con un parche en el ojo mucho
más figura que cuando era simplemente el excéntrico Padilla
el de las Patillas, el que sacaba las que querían ser
monteras a la antigua usanza de Guerrita, pero que se
quedaban como en gorros de Mickey Mouse en niños de visita
en Disneyland París.
Algún emprendedor podría muy bien, si quiere hacer negocio,
comprar en Pamplona todos los excedentes de disfraces y
atrezzo piratescos sobrantes tras la corrida de Padilla y
poner un puesto ante la Presidencia de la Junta, que aunque
sea sin parche en el ojo, también va de pirata. Padilla le
podía prestar a Griñán la bandera pirata que se ha llevado a
Jerez para que la ice en el balcón principal del Palacio de
San Telmo. Es lo que pega a esta Junta que piratea programas
a Microsoft: quitar la blanca y verde y poner la bandera
pirata. ¿Cómo va a proteger los derechos de autor y los de
propiedad intelectual una Junta que durante cinco años,
cinco, ha pirateado de manera irregular programas
informáticos copiados por la cara, o bajados de los sitios
de Internet que cerró la Ley Sinde?
Estos no son los piratas del Caribe: éstos son los puretas
de la Junta que se dedican al pirateo informático y que me
recuerdan el título de la chirigota gaditana del Love. Los
peores piratas del Caribe son los puretas de la Junta que
cuando tenían que dar ejemplo han consentido tamaño copieteo
por la cara. Y ya saben ustedes lo que le pasa al que la
copia, que la...¡mámma mía, qué época vergüenza! Y le pasa
más: que el que la hace, la paga. La Junta, tras ser
sorprendida usando indebidamente programas a los que no
tenía derecho, porque no tenía un anillo con una licencia
por dentro,ha sido condenada a pagar a Microsoft 12 millones
de euros por este uso indebido de "software". Doce millones
de euros que son 2.000 millones de pesetas. Con 2.000
millones de pesetas, ¿usted sabe cuántos funcionarios de la
Junta podían mantener la paga de Navidad que les han
quitado? Nada, nada: continuamos para bingo, seguimos
tirando el dinero, en este caso por una ilegalidad
flagrante, como si aquí nadie anduviera a dos velas por los
recortes... --PUNTOAPARTE--
Me acuerdo ahora del pintor Paco Cortijo, que junto a muchos
otros méritos fue un innovador y precursor en el uso del
ordenador para pintar. Cortijo le compraba los programas de
diseño, copiados y sin licencia, a un vendedor ilegal que se
llamaba a sí mismo El Pirata de la Alameda. ¡Quién le iba a
decir a Paco Cortijo que de su pirata de la Alameda habíamos
de pasar a estos Piratas de San Telmo, a los piratas puretas
de la Junta!
|