En esta
política en manos de los dictadores de la economía y, lo que
es peor, de quienes no tienen ni zorra idea de economía,
cada día es más rarito el sentido común. A los políticos,
antes de ponerlos sus partidos en las listas y en puestos de
salir, les tenían que hacer un test de sentido común. Porque
cuando algún político dice algo con sentido común, es tan
insólito que hasta interrumpen la emisión en las
televisiones y dan un avance informativo. Malos tiempos
corren para la lógica. La proclamación de la obviedad del
sentido común es un acto heroico. Como lo que ha proclamado
Esperanza Aguirre, que es el evangelio: "Todo el mundo tiene
claro que no podemos gastar más de lo que ingresamos. Se
tienen que acabar los subsidios y las subvenciones, y las
mamandurrias en general".
Oooooooole tú, Esperanza.
Estamos como estamos porque gastamos más de lo que
ingresamos. Y seguimos gastando más de lo que ingresamos.
Sin propósito de la enmienda. Cuando le pedimos dinero a
Alemania, nos pone tales condiciones que, ya ven, el IVA al
21 por ciento y casi todos sin paga de Navidad y al paso que
vamos, hasta sin campanadas de Nochevieja que nos van a
dejar como diga la Merkel que doce uvas por cada español son
muchas uvas, que hay que recortar las uvas y aumentar los
ivas. Eso es cuando nosotros pedimos a los alemanes. Pero
cuando las autonomías piden a Madrid que las rescaten...
-- ¿Me permite una pregunta?
-- Venia concedida.
-- Oiga usted: ¿cómo ha pedido Cataluña el rescate a Madrid?
¿En catalán o en castellano?
-- En catalán, naturalmente, hasta ahí podíamos llegar.
Rajoy está aprendiendo la lengua de Goethe para hablar
alemán en la intimidad con Angela Merkel, pero los catalanes
nos piden la pela en catalán.
Y no quitan su derrochona política de multar al comerciante
que ponga el rótulo de su establecimiento en castellano. Y
no han cerrado ni una sola de sus embajadas, ni quitado uno
solo de sus canales de televisión de creación de odio contra
España. Y este Gobierno será tan panoli que le arreará la
manteca del pantumaca a Cataluña tal como la pide, y al
final, seguro que Rajoy le dirá a Mas, con este complejo
nacional de inferioridad que tenemos ante los que no quieren
ser españoles, pero bien que le piden a España que les saque
las castañas del fuego del Ampurdán:
-- ¿Manda usted alguna otra cosa?
¿Y saben todo por qué? Por las mamandurrias. Esperanza
Aguirre no sólo ha hecho un análisis de la situación, sino
que le ha dado un homenaje de buen recuerdo a Jaime Campmany,
recordado hermano mayor de la Cofradía de la Columna. Se ve
que Esperanza Aguirre leyó mucho a Jaime Campmany, que fue
quien en la España del Pelotazo dio esplendor a la voz
"mamandurria". Yo creía que era un invento de Campmany, una
acuñación personal, o una palabra murciana. Pero no. Está en
el Diccionario: "Sueldo que se disfruta sin merecerlo,
sinecura, ganga permanente." Bueno, si sólo estuviera en el
Diccionario... Lo malo es que la mamandurria está, como
Dios, en todas partes. Está en el Gobierno de la nación. En
el inútil Senado que no se suprime como fuente de todas las
mamandurrias. En las autonomías. En las diputaciones que el
PP quería suprimir pero que ahora, como son suyas, dice que
ni pensarlo. En los ayuntamientos. En las empresas públicas.
Como el "matayotes matayoteton", mamandurria de mamandurrias
y todo mamandurria. De la mamandurria sí que no nos rescata
nadie.
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