Como este artículo trata sobre el que tiene apellido de
cadena de supermercados y cara de anuncio de loción para
después del afeitado, vaya de entrada una profunda duda
ortográfica que tengo sobre don Arturo Más. ¿Por qué los
menos escribimos Más con acento y los más lo ponen sin él?
El presidente de la autonomía catalana, ¿qué es? ¿Un
adverbio de cantidad que "denota idea de exceso, aumento,
ampliación o superioridad en comparación expresa o
sobrentendida", como dice el DRAE, o, por el contrario, es
una conjunción adversativa, que siempre está dando por saco
y poniéndole un "pero" a todo?
Pero sigamos con los proyectos separatistas del adversativo
o aumentativo señor Más (madera, esto es la guerra). Cuando
el presidente de la CEOE aún no había metido el freno y la
marcha atrás y estaba de roneo separatista, antes que dijera
que la independencia es una barbaridad, los empresarios
catalanes le metieron las cabras en el corral a don Arturo
Más, quien tras negar la mayor (como se dice en perfecto
tertulianés) puso negro sobre blanco (que también es muy
clásico en dicho idioma) sus aspiraciones separatistas y
salió cantando por Boby Capó: "Voy a pasar mi luna de miel
en Puerto Rico".
Don Arturo Más, de mayor, quiere ser como Carlos Romero
Barceló o Rafael Hernández Colón: gobernador de Puerto Rico.
De momento, si los catalanes quieren ser como Puerto Rico,
al presidente hay que quitarle tal nombre y llamarlo
Gobernador. Eso no es problema. El problema es que al
Palacio de San Jorge (vulgo Palau de Sant Jordi) habrá que
rebautizarlo como La Fortaleza. En cuestión de bandera es
más fácil. Será cosa de cambiar el color y número de las
barras, de rojas y blancas a amarillas y rojas. Y se
ahorrarán la estrella, cosa muy grata a la buchaca catalana,
ya que Puerto Rico tiene en la bandera la suya solitaria. Lo
malo es que van a tener que dejar de cantar ese himno
sangriento de los golpes de hoces que pegan los segadores,
para entonar canciones patrias simpáticas y menos agresivas,
como "La Borinqueña", que es un himno con sabor a bolero:
"La Tierra de Borinquen/donde he nacido yo/es un jardín
florido/de mágico primor". Por no hablar del son con tanto
compás que es como un segundo himno borinqueño: "Qué bonita
bandera,/qué bonita bandera/la bandera puertorriqueña..."
Y así sucesivamente, tendrán que cerrar todas las empresas
de cava para dedicarse a producir como locos piña colada,
con ron Don Q y Coco López. Lo siento por la sardana, pero
será sustituida inmediatamente por la salsa, la bomba y la
plena. En vez de monchetas con butifarra, asopao de
camarones. O somos como Puerto Rico o no somos. Y si quieren
serlo, que aprendan no sólo a usar el español como la lengua
común de la calle, de la casa, de la escuela y de los medios
de comunicación, sino a mimarlo e incluso a traducir por
"Pare" el "Stop" de las señales de circulación. Ojalá fuera
verdad lo que quieren ser de mayores y se cuidara en
Cataluña la lengua española como en Puerto Rico, donde no
multan a nadie por poner el letrero de su comercio en el
idioma de mi tocaya Julia de Burgos. Mas (ahora conjunción
adversativa, no presidente) hay asuntos puertorriqueños que
no creo que quiera imitar el del apellido de adverbio de
cantidad. Aunque Estado Libre Asociado, los puertorriqueños
se sienten profundamente estadounidenses. El puertorriqueño
no quiere independizarse de Washington: el puertorriqueño
rico quiere irse allí de congresista y el puertorriqueño
pobre quiere irse de emigrante a Nueva York. Y además, que
Más no conoce el cante que ya lo dijo todo: "Ni Veracruz es
Veracruz,/ni Santo Domingo es santo,/ni Puerto Rico es tan
rico/pá que lo veneren tanto."
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