| 
					    
					Esas marismas azules que se pierden en el cielo del Aljarafe 
					camino de la Vega del Guadiamar y de los ojos de ámbar de 
					los ciervos del Coto tenían ayer de mañana un nubladito como 
					de deleitosa tristeza del camino de vuelta del Rocío. Los 
					toreros, los rocieros, los ganaderos, los flamencos, los de 
					la garrocha de majagua, los camperos de la dehesa y del 
					olivar, de la almazara y del lagar, su Andalucía toda, 
					despedían a un fin de raza. No sólo al último de los 
					geniales y artistones hermanos Pareja-Obregón, sino al 
					postrero de los bohemios de tienta, herradero, espada, 
					muleta, apartado, sorteo, guitarra, copa, cante, verso, 
					pregón, plegaria y letanía. Despedían en Gines al último de 
					esos Pareja nietos del Espartero, herederos de la Viuda de 
					Concha y Sierra, que su madre parió artistas e irrepetibles: 
					el piano de Manuel glorificando y perfeccionando el universo 
					de las sevillanas; la escopeta de Celso aventando dos tiros 
					a los palomos ladrones de la alegría; el rejón de Joaquín 
					hundiéndose en los rubios de un tiempo irrepetible que 
					buscaba las tablas. Y, como en el poema de Manuel Machado: 
					"...y Juan de Dios". Juan de Dios Pareja, suma y compendio 
					del arte de todos los Pareja, gracia, inspiración, 
					genialidad, cuando fue torero y cuando fue ganadero, cuando 
					fue poeta y, sobre todo, cuando fue cantor de su Virgen del 
					Rocío. Nadie dio más pregones de la Virgen del Rocío. 
					Ofreció a su Virgen el pregón de su vida. Yo le llamé una 
					vez Juan de Dios Pareja Pregón, y estaba orgullosísimo del 
					título cuando me llamaba: 
					-- Antonio, a ver si das un toque para que me nombren 
					pregonero de la Semana Santa.  
					Sevilla se lo perdió. Como se ganó su Pregón Taurino. Yo 
					propuse que el Pregón Taurino lo diera ya siempre Juan de 
					Dios, como el Sermón de Doctrina en la Cuaresma torera de la 
					Feria. Porque Juan de Dios llevó a su vida los nombres de 
					las dos fincas de la familia que, ay, se fueron a los baños. 
					Como cantaba la copla, "Cortijo de la Abundancia, dehesa de 
					la Alegría". De La Abundancia de su corazón hablaba su boca 
					de trovador de la Virgen del Rocío, escribiéndole sevillanas 
					que quedarán en la memoria: "Esas marismas azules", "Almonteño 
					déjame", "Río Guadalquivir, de orilla a orilla".  
					Y La Alegría. Juan de Dios tenia eso tan difícil de Sevilla 
					que es la guasa con gracia. Como la ya legendaria historia 
					del vazqueño toro de Concha y Sierra desbravado, amaestrado, 
					que los Pareja tenían no sé si en La Abundancia o en La 
					Alegría, como ahora los Peralta lo tienen en su rancho de La 
					Puebla. En la Sevilla de los tranvías y de los 
					estraperlistas, de las noches de Alameda y casa de La 
					Madrid, cuando el Casino de la Exposición funcionaba como 
					cabaré de pilinguis y tanguistas, Juan de Dios y Joaquín 
					encajonaron el toro amaestrado y lo trajeron en un camión a 
					Sevilla. Lo aparcaron cerca del Casino. Y le dijeron muy 
					serios al portero que les dio las buenas noches iniciáticas 
					de los habituales, como en una escena más de los Hermanos 
					Marx que de los Hermanos Pareja: 
					-- Si viene un toro preguntando por nosotros, déjelo usted 
					pasar, que lo estamos esperando. 
					Así fue. Al rato y tras una señal, el mayoral desencajonó el 
					toro, que llegó a la puerta del Casino y sin preguntar ni 
					por Joaquín ni por Juan de Dios entró al baile. Aún se 
					estaba riendo Juan de Dios de los cien duros que las 
					tanguistas y los juerguistas daban por un agujero donde 
					meterse en el pánico general. La abundancia y la alegría de 
					un fin de raza, de un poeta popular al que ayer, en el cielo 
					de Sevilla, despidió la mejor copla que le escribió a su 
					Virgen: "Hermano, cuando tú mueras/verás qué pronto se 
					sube/diciendo "¡Blanca Paloma!"/a esas marismas azules". Y 
					con la de veces que Juan de Dios dijo "¡Blanca Paloma!" en 
					la poética letanía marismeña de sus pregones rocieros, 
					seguro que ayer los ángeles guardias civiles hasta lo 
					multaron por exceso de velocidad subiendo a sus marismas 
					azules.  
					Sobre Juan de Dios 
					Pareja Obregón en El Recuadro, también
					
					"Los 80 pregones de Juan de Dios" 
					 
					 
					. 
   |