Todos los años ocurre lo mismo en estas vísperas de Tosantos
y Fieles Difuntos. Son los días de la suprema contradicción
del sistema, donde hemos cambiado los crisantemos de la
tradición por la importación lamentable del Jálogüin, un
estrafalario Carnaval de la muerte, de un mal gusto que tira
de espaldas. Media planta de juguetes del Cortinglés está
dedicada a la venta de disfraces de bruja, de calaveras de
plástico, de ataúdes de cartón piedra, de sangrantes
caretas, incluso de lápidas mortuorias en PVC con una
perfecta imitación del mármol envejecido. Es la anual y
lamentable preparación de la chavalería, de la muchachada e
incluso de la puretonada para disfrazarse de monstruosas
almas en pena, en la celebración a la americana del Jálogüin.
Hasta las tiendas de los chinos, tan listos como Isidoro
Alvarez y Amancio Ortega en una sola pieza, venden tiradas
de baratas las ropas de brujas y la caretas del horror
horroroso para tan desaforado Carnaval de la Muerte ajeno a
nuestra cultura, que siguen contradictoriamente los que
luego largan contra los americanos y contra la base de Rota.
Nunca tanta gente que odia tanto a los Estados Unidos se
plegaron tan servilmente a las costumbres importadas desde
Norteamérica. Ocurre en multitud de aspectos de la vida
cotidiana. Los chavales que dicen que los Estados Unidos
tienen la culpa de todos los males del mundo, crisis
económica incluida, van todos contradictoriamente vestidos
con un gorra de béisbol completamente americana, una
camiseta «T shirt» completamente americana, una chupa
completamente americana, unos pantalones vaqueros
completamente americanos y unas zapatillas de deporte
completamente americanas. Y con tal atuendo, se van a un Mac
Donald a cenar un guoper y una cocacola, ¡toma del frasco! Y
eso que Estados Unidos es la suma de todos los males sin
mezcla de bien alguno. Anda que si llegan a ser medio
regularcitos nada más, no sé qué pasaría... Y con el
Jálogüin, tres cuartos de lo propio. Aquí mucha protesta de
los alternativos, de los indignados, de los radicales y de
los progres contra los americanos y sus muertos todos
(excepto los de Jálogüin), pero los de "¡bases fuera!"
celebran el Día de los Difuntos copiándoles las costumbres a
los marines de Rota y a los pilotos de los bombarderos de
Morón.
Por eso no me creo que el huracán "Sandy" haya llegado a
Nueva York; ni que todo el Bajo Manhattan esté inundado como
los arrozales del Bajo Guadalquivir; ni que se haya atorado
el Metro; ni que se hayan apagado, como en una trágica tarta
de cumpleaños, las luces de la línea de rascacielos. Esto
debe de ser un montaje de Steven Spielberg para ganar el
próximo Oscar de efectos especiales. Esto debe de ser un
montaje de la CNN para ganar audiencia y revender muy bien
vendidos los vídeos del terror acuático y del terror del
levantazo como de Tarifa con que han celebrado los
americanos este año la llegada del Jálogüin. ¿No hay
descreídos que no tragan que los americanos pusieran el pie
en la Luna y aseguran que todo fue un montaje de Hollywood?
Pues aplico la misma teoría a esto que se han inventado para
celebrar el Jálogüin con terror de verdad, del "Sandy", de
las desbordadas aguas por el Battery Park del "New York, New
York", la canción del musical de Leonard Berstein, donde el
Bronx "is up and The Battery´s down". Bastante "down". Y
sobre todo, lo del apagón efectista de los rascacielos. ¿De
qué y de cuándo eso va a ser verdad, si en América no hay
Iberdrola, ni Unión Fenosa, ni Endesa, ni nada de eso? El "Sandy"
es un montaje imperialista más de los Estados Unidos, al ver
que aquí en España les echábamos la pata en americanadas
para celebrar el terror del milenio del Jálogüin... Y es
mentira, sobre todo, porque los huracanes malos, malos de
verdad tienen todos nombres de suegra y son por ahí por el
Tercer Mundo.
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