En esta nueva religión (laica) del consumo, que tiene su Vaticano en la OCU y su inquisidor general en el talibán de la barbita que va de portavoz de la Facua, afirmar que tenemos un ministro de Agricultura que se toma los yogures caducados es como si dijéramos que se come a los niños crudos. O peor. Y presentándose a sí mismo algo así como el Monstruo de las Galletas de Barrio Sésamo, el ministro Arias Cañete lo ha proclamado sin rubor alguno. Ya hay que tener valor para decir semejante herejía en materia de dogmas de lo políticamente correcto, cual la dictadura de la fecha de caducidad y del código de barras que padecemos, que hace que los supermercados tiren cosechas de plátanos y producciones enteras de granjas avícolas, para que luego los traperos hagan la barojiana busca en los contenedores de basura que retratan en "The New York Times" como símbolo de lo mal que estamos en España. No, lo peor será cuando los del "Financial Times", o los del "The Wall Street Journal", poniendo al púlpito el paño litúrgicamente reverencial de las páginas color salmón, digan a todo el globo terráqueo:
-- Como estarán de mal en España que hasta el ministro de Agricultura se tiene que alimentar a base de yogures caducados.
No es que yo quiera sentar plaza de agradaor jerezano del ministro Arias Cañete, que está casado con una Domecq de cinco cepas, pero me parece sana costumbre la suya de comerse los yogures caducados. Lo he visto reiteradas veces en comparecencias públicas, ora en Bruselas, ora en Madrid, y no he observado que Arias se estuviera pegando en los brazos unos rascones importantes para aliviar el sarpullido provocado por la ingesta de la caduca yogurtería de su nevera pelada, anda que se gasta mucho en Mercadona el tío... Es más: de los ministros españoles, Arias, el que se come los yogures caducados, es quien tiene un aspecto más saludable. No le pasa como al enfermizo Wert, que parece que no está para yogures caducados, sino para darle como reconstituyente un buen caldo del puchero con su chorreoncito de fino La Ina de la parte consorte del ministro de Agricultura, a ver si se le quita ese Mal Color Iniesta que tiene el hombre.
Y por otra parte, ¿qué hace España entera, sobre todo por el lado de los progres, los radicales, los indignados, los antisistema, los agnósticos profesionales, los etarras y los separatistas, sino comer yogures caducados, como el ministro Arias? Y en cantidades industriales. Lo que está haciendo don Arturo Más, ¿no es acaso comerse el yogur caducado del Estat Catalá de Maciá, como cortina de humo para tapar la crisis que tienen y su mala administración? ¿Qué más yogur caducado quieren que el separatismo a estas alturas de curso de la Unión Europea? El de Más es un yogur caducado y además de leche agria, aunque el Gobierno de Madrid, el que dice que le roba, le haga un Ave hasta la frontera francesa. ¿Será para que los empresarios catalanes puedan escapar con mayor comodidad ante el separatismo suicida que se les viene encima? Más dice que Madrid le roba a Cataluña. Por lo visto, hacerle un Ave con nuestro dinero es una nueva forma de quitarle la cartera a Cataluña.
Y hay más yogures caducados que consume la gente sin el menor rubor. El yogur caducado de la inquina contra la enseñanza concertada, porque sus colegios son mayormente de ordenes religiosas. El yogur caducado de un laicismo de "La Traca" en el Año de la Fe. El yogur caducado de la superioridad moral de la izquierda por el mero hecho de serlo. El yogur caducado de Izquierda Unida, ninot indultat de la caída del muro de Berlín. El yogur caducado de Pilar Bardem y de Mayor Zaragoza apoyando a los asesinos de la ETA. ¿Será por yogures caducados?