Igual que decía Santiago Amón que en España no cabe un tonto más, yo me creía que en Sevilla no cabía un velador más. Hasta que ha venido el Consorcio de Turismo del Ayuntamiento y ha dicho que en la Plaza de San Francisco se podían poner más veladores y hasta le ha pasado un proyecto a Urbanismo que, si Dios no lo remedia, aprobarán.
La primera industria de Sevilla no es el turismo. Ni la hostelería. La primera industria de Sevilla es el velador. En Sevilla hay 4.000 bares, que tienen puestos en sus terrazas 10.000 veladores. Veladores que son un negocio para el Ayuntamiento. En 2012, el Ayuntamiento ha recaudado por veladores, en tasas de ocupación de la vía pública, 703.000 euros, que son casi 117 millones de pesetas. Lo que el Ayuntamiento está dejando de cobrar por licencias de obras, con la burbuja inmobiliaria pinchada y la construcción paralizada, lo ingresa por veladores. Autorizar veladores, pues, es lo fácil. En el Ayuntamiento ya habrá quien le haya metido el lápiz a cuánto podrán ingresar si llenan de veladores la Plaza de San Francisco. ¿Será por veladores? Tenemos hasta Emprendedores del Velador. Aquí hemos inventado el I+D+I del Velador. Ya hay dos clases de veladores: el velador bajo de toda la vida, para sentarse en una butaca de terraza, y el velador alto creado por el Departamento de Innovación, para sentarse en taburetes. Hasta Casa Morales, clásica entre las clásicas, ha sacado a la calle de la Mosca (vulgo Cristóbal de Castillejo) sus veladores altos con taburetes. Y luego está el que yo llamaría velador sanluqueño, que no tiene sillas, ni altas ni bajas, sino que es una bota de manzanilla, verdadera o de atrezzo, con su pedazo de anuncio de La Gitana, La Guita o Barbadillo, donde se toma la copa en pie, modelo soportales del Salvador.
Si esto de llenar Sevilla de veladores es lo moderno y la solución, no he dicho nada. Incluso le propongo ideas al Consorcio de Turismo. Puestos en este plan, colocar veladores sólo en la Plaza de San Francisco me parece poco. ¿Por qué no llenamos de veladores la Plaza Nueva? Alrededor del caballo de San Fernando cabe una tiraíta buena de veladores, y así pueden sentarse cómodamente esos señores del botellón pijo que están ahí de pie a la puerta del bar de la esquina de Méndez Núñez, disputando los encuentros de la Copa de Balón en Mano. Y quien dice la Plaza Nueva dice la Avenida. La Avenida no está todavía suficientemente llena de veladores. Caben más. Delante de la sede del SAS cabe perfectamente una terraza, y así los manifestantes de la Sanidad se pueden sentar y tomarse su copita mientras hacen su protesta de batas blancas.
¿Y las Gradas de la Catedral? ¿Ha pensado alguien la cantidad de veladores que pueden ponerse en las Gradas de la Catedral, tanto por la Avenida como por la calle Alemanes y frente a la Casa Lonja? ¿Y en la Plaza del Triunfo? ¿Cuánto podría cobrar el Ayuntamiento por los veladores de la Plaza del Triunfo, veladores que serían inmediatamente declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad? ¿Y en la Plaza Virgen de los Reyes, delante del Palacio Arzobispal, la cantidad de veladores que caben todavía? Nada, nada, hay que llenar de veladores esta Sevilla a dos velas. Nada, nada, hay que conseguir que media Sevilla viva de servirle una copita a la otra media, sentada en un velador. ¿Que el Ayuntamiento debe velar para que Sevilla no sea un inmenso velador? ¡Qué cosas tiene usted! ¿Defender al peatón y no darle por saco como en la calle Mateos Gago, en Albareda y en General Polavieja? Pero si el peatón no paga tasa de ocupación de la vía pública, hombre. Si por lo menos la pagara...