Leo: "El entorno de Camilo Sesto dice que el cantante se siente feliz con la detención de los inductores del robo de su chalé". Y no sé si tengo que mosquearme o que alegrarme, que pegar zapatetas de regocijo o hundirme en la más profunda y abisal de las depresiones, cual fosa atlántica. Porque compruebo así que no tengo algo de lo que todo el mundo, por lo visto, dispone, disfruta y alardea en esta hora y que yo, la verdad, no he echado en absoluto de menos, pero resulta que me falta: el entorno. Señores, tómenme por un bicho raro. Envíenme a una reserva ecológica, o a una reserva espiritual de Occidente si menester fuere. Denúncienme o mándenme a los loqueros, porque evidentemente lo mío es de rarito para arriba. Insisto: no tengo algo que todo el mundo disfruta, desde la más alta cuna a la más baja colchoneta inflable o saco de dormir. Algo sin lo que, según llevo oído y leído, no se puede ir por la vida en España: acabo de descubrir que no tengo entorno.

-- ¿Y eso es grave?

Pues no sé. Tengo que preguntarlo a los tertulianos de plantilla, que saben tela de esto. Bueno, de esto y de todo lo que les echen: ¡monstruos, que sois unos monstruos del saber!

La cuestión quizá sea más grave de lo que pueda uno pensar en sus cortas luces. Porque no sólo no tengo entorno, sino que ese entorno mío inexistente no tiene fuentes. Según colijo de las televisiones que veo, las radios que escucho y los periódicos que leo, los entornos son apacibles lugares que tienen las personas de una cierta (o incierta) relevancia social. Sitios placenteros, llenos no sé si de florestas divertidas y amenos jardines, pero si de caudalosas fuentes. En esta seca España mesetaria, todas son "fuentes del entorno del cantante" o del chufla de turno. Veo a los truchimanes de famas propias y ajenas en el nuevo retablo de las maravillas de los programas televisivos para mayores en pleno horario infantil y todas son fuentes y entornos, qué bucólico, qué lírico, qué agreste, qué agropecuario:

"Sé por fuentes del entorno de Amador Mohedano que todo lo que se trae con Rosa Benito es un montaje, no sé si una cadena de montaje o un montaje de una cadena."

"En el entorno de Belén Esteban me aseguran que está mucho más repuestita".

¿Pero qué pasa aquí? Qué mal repartido está el mundo. Aquí todo el chuflerío nacional con su entorno correspondiente, y yo sin un mal entorno que llevarme a la fama. ¿No es para deprimirse? ¿Cómo es esto que en España hasta Amador Mohedano tiene su entorno de reglamento, un entorno maravilloso, a la vera de la mar chipionera, y yo no tengo ni un mal entorno donde caerme muerto ni que desmienta nada? ¿Dónde podrá adquirirse un entorno en condiciones? ¿Los venderán en el Cortinglés? ¿Dónde habrá logrado Belén Esteban su entorno? En el extranjero existen entornos, claro que existen: el entorno de la Casa Blanca, el entorno de la Corte de San Jaime, el entorno de la Santa Sede. Entornos serios. Pero aquí tienen entorno hasta Belén Esteban y Amador Mohedano. Y por descontado Jesulín. Cuando hasta Amador Mohedano tiene su entorno oficial, es señal de que hemos logrado lo que muy pocos países han conseguido: la absoluta socialización del entorno. Un entorno para cada español y un español en cada entorno, sin diferencias de clases sociales, ideología, religión, sexo, raza o color. "Esto es lo que nos envidia Europa", que decía Franco...

A estas alturas de artículo, no sé si usted andará tan consternado como yo o si, por el contrario, es de los que tienen entorno en propiedad, con la hipoteca pagada. Mi entorno no está ni entornado siquiera. Por eso voy a dejar entornado el entorno, a ver si cuela y la gente se cree que soy alguien. Como en la soleá: "Dejo la puerta entorná/por si alguna vez te diera/la tentación de empujar".