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                Dicen
                que una imagen vale más que mil palabras. Pero anda que un
                sonido... Lo digo por las voces del tendido terrible del ruedo
                ibérico que suenan cada noche al filo de la 1 de la madrugada
                en el programa de Manuel Antonio Rico en Radio Nacional. No se
                me caen los anillos con una fecha por dentro ("ay, trece,
                trece de mayo") por manifestar sin tapujos que tengo
                adicción a ese programa recién galardonado con la Antena de
                Oro. Cuando está para terminar la tertulia, Rico abre los
                micrófonos y la gente larga. Lo habitual de "enhorabuena
                por tu programa" y "perdona, que estoy muy
                nervioso", y grandes novedades. Por ejemplo, la voz del
                miedo. ¿No emitía Radio Liberty la señal de La Voz de
                América para Cuba y para los que entonces eran conocidos en los
                pasaportes españoles como "Rusia y países
                satélites"? Pues por lo que llevo oído todas estas
                noches, en el programa de Manuel Antonio Rico se emite la voz
                del miedo. El miedo habla. Yo he oído muchas de estas noches
                hablar a ese miedo que dice Jaime
                Mayor Oreja que el PNV ha socializado. Igual que Rodríguez
                Ibarra le expropió La Cabra Alta y La Cabra Baja a la
                duquesa de  Alba, Otegui y sus
                cómplices nacionalistas (in)moderados le han expropiado la
                libertad al silencio de los corderos. Como los oyentes vascos de
                Rico revelan sus experiencias ya casi de madrugada, son
                literalmente historias para no dormir, un mojón para las de
                Narciso Ibáñez Serrador con los bulbos.
                 La otra noche, una señora vasca me hizo acordarme de mi tía
                María. Mi tía María, oficiala de sastrería, era monárquica
                alfonsina. Tenía en su mesilla de noche una foto de la Reina
                Doña Victoria Eugenia y una radio. Por esa radio, cada noche,
                escuchaba Radio París, tapada con una manta, para que no la
                oyeran sus vecinos falangistas. Por las mañanas, ilusionada en
                la libertad, siempre me decía: "Anoche dijeron que Franco
                está ya al caer y que vuelve el Rey..." La vuelta del Rey
                la añadía de su cosecha fervorosa. Pero no creo que añadiera
                nada de su cosecha la señora que no en 1950, sino ahora, oye
                cada noche RNE en el País Vasco exactamente como mía tía
                escuchaba Radio París. Así se lo dijo a Manuel Antonio Rico la
                oyente vasca: 
                -- Tengo que poner muy bajito su programa para que los
                vecinos no sepan que oído Radio Nacional de España... 
                En la dictadura del
                miedo, RNE es como Radio París o La Pirenaica en la
                dictadura de Franco. El avance importantísimo del sobernanismo
                es que de Radio España Independiente Estación Pirenaica hemos
                pasado a Radio Nacional de España... Independiente del miedo.
                Aunque en ese programa nocturno no hay discos del oyente, estoy
                por llamar una noche y pedir a Manuel Antonio que ahora que se
                llevan tanto las coplas, le ponga un fondo de voz de Concha
                Piquer o de Marifé de Triana a esta tristura: "Dímelo
                bajito, te será más fácil decírmelo así" o
                "Miedo, tengo miedo"... 
                Hemeroteca de
                artículos en la web de El Mundo   
                Biografía de Antonio Burgos    
                 
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