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Bajo
las encinas donde las tórtolas zurean mayeando amores, en
cerrados de jara y amapola, en casa de Don Alvaro
o de Juan
Pedro, he visto muchas veces apartada esa corrida. Seria,
con mucha cara y muchos kilos, ante la que el mayoral, desde el
runruneo de gasoil del todo terreno parado sobre el tumbaviso,
nos dice reverencialmente:
-- Esa es la que va para Pamplona...
Sabía que los ganaderos mandaban a Pamplona toros con cuajo.
Ahora compruebo que los toros de Pamplona no solamente saben
latín, sino derecho de gentes. Son los mejores defensores de
los ritos en el ámbito navarro de tradición. Al alba, en los
corrales de la cuesta de Santo Domingo, hablan entre ellos. Los
de más yerbas les dicen a los cuatreños:
-- Ya sabéis: cuando vayáis por la Estafeta, ni se os
ocurra empitonar a ningún navarro. Los distinguiréis bien,
porque no se os pegarán a los lomos ni os cogerán por los
pitones; si os rezagáis, os citarán con un periódico reliado.
Pero en cambio a todo el que veáis hablando guiri, en calzones
cortos, con una mochila, ciego de calimocho, haciendo
temeridades, no lo dudéis. A ésos, si es en el triángulo de
Scarpa, mejor que en el tercio medio de la cara interior del
muslo derecho...
No falla: cornalón gordo en el encierro, guiri seguro. No es
que los toros de San Fermín sean unos xenófobos y les peguen
las cornadas sólo a los extranjeros. El toro pone a cada uno en
su sitio y en el encierro el único que cumple la tradición es
el toro. Y obliga a que todos estén en el suyo. Los mozos,
corriendo; los guiris, durmiendo la mona. El toro pide el carné
de identidad. Igual que el otro día, en Burgos, el toro le
pidió el carné de identidad a Antoñete y le vio la fecha de
nacimiento, en Pamplona se fijan más bien en el lugar de
origen. Tiene que ser así, porque a ningún mozo navarro le
pegan un cornalón de caballo. Pero esto nos cuesta un dinero.
¿Cuánto nos cuestan las ambulancias, los quirófanos, las
operaciones, los días de hospitalización de todos estos guiris
borrachos a quienes los toros nada xenófobos de San Fermín
ponen en su sitio? No creo yo que estos insensatos, turismo de
mochila y saco de dormir, vengan con el carné de desplazados de
la Seguridad Social. Las cornadas se las pegan los toros, pero
se las pagamos nosotros. De modo que igual que se pide a la
industria tabaquera que pague los gastos hospitalarios por las
enfermedades de los fumadores, la alcaldesa Yolanda Barcina
debería reclamar estos gastos sanitarios de Pamplona a los
editores americanos de los libros de Hemingway. Llegan borrachos
de Hemingway y ciegos de vino, y el toro los pone en su sitio.
Pero nosotros hemos de pagar luego la factura del hospital.
Sobre Hemingway y los toros, en El
RedCuadro:
Hemingway en la Goyesca de Ronda
Con
Hemingway, en la Goyesca de Ronda (El Niño de la Palma y Antonio Ordóñez)
El
capotillo de Hemingway
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